Como decía John Donne “Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada
hombre (digamos más bien cada persona) es un pedazo de continente, una parte de
la tierra……”
Y es cierto,
nadie debería estar solo, a menos que sea una opción voluntaria. Pero no creo
que para ello sea necesario plantear como la opción más normal llegar a una
relación de pareja, porque tampoco es algo que siempre tenga garantías de funcionar.
Por supuesto cuando es el amor lo que une es una de las mejores cosas que puede
pasar en la vida, pero no la única, porque también puede cubrir este espacio
vital la familia o los amigos.
De todas
maneras una cosa es la vida real y otra una telenovela. Y entiendo que sin el
recurso de las relaciones sentimentales, poco recorrido se podría esperar a
estas últimas. Porque normalmente esto suele ser parte esencial de las tramas,
y especialmente cuando surgen las dificultades, que hacen que aumente el interés
para vivir la resolución del conflicto y ver la culminación de la lucha por la
felicidad.
En PV hemos
visto, y estamos viendo, grandes amores que perduran en el tiempo, y que sobreviven a los avatares que la
vida ha puesto en su camino. Como
también vemos la otra parte, la de las relaciones tormentosas, la de los
engaños y traiciones, la de las existencias (de mujeres principalmente)
sometidas a la voluntad de hombres amparados por una sociedad machista y
misógina.
Y ahora llego
a donde quería ir, aunque me haya desviado un poco del tema que quería comentar,
que es el de la soledad en sus diferentes variantes.
Con la llegada
de Hernando Doscasas, y a finales de semana de Elías, el número de hombres solos
en PV no cesa de aumentar. Con ellos ya serán seis (incluido Mauricio), por lo
que no es raro que surjan las conjeturas para emparejarlos. Ya que a los anteriormente citados hay que
añadir a Carmelo, Ramiro y Onésimo, mientras que por el otro lado sólo hay “disponibles”
Fe, y ahora Beatriz, que es aún muy jovencita.
Pero la pregunta
es ¿es necesario que el único horizonte que se plantee sea el de que un día todos
ellos también lleguen a ser los protagonistas de una historia de amor? Por
supuesto entiendo que esta cuestión esté en la mente de todas y todos, porque también
me acuso de haber caído en esta “trampa”. Sin considerarme una romántica en el
sentido literal, admito que sigo con interés las historias de Lucas y Sol, y la
de Candela y Severo, y que me gustan las escenas que protagonizan, las parejas
que forman y la posibilidad de un final feliz para ellos. Igual que veo con
simpatía las relaciones ya consolidadas.
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