21 de junio de 2018

De bodas y sustitutos


Desde el principio de la telenovela hemos visto como Francisca se metía de por medio en todas las bodas, bien con las consabidas y reiterativas maldiciones, bien tratando de imponer su voluntad a una de las partes, bien usando todos los métodos a su alcance para estropear las ceremonias,….incluso colaborando de manera indirecta a que terminase en tragedia (como en el caso de Tristán, cuando dio cobertura a la desquiciada Jacinta).
Y ahora parece que la sombra alargada de este personaje sigue en sus trece, aunque sea a través de otra persona, Fernando.
Pero ¿por qué esta maldad gratuita?
Evidentemente no olvido que es un recurso para llenar capítulos, pero también tiene un trasfondo patológico posible para el personaje. Cierto que muchas veces la venganza que mueve a Francisca es por un tema de reacción a algo que le han hecho o cree que le pueden hacer (por aquello de golpear antes), pero no siempre es así. Porque no es muy racional que se vea siempre impelida a imponer su voluntad, aunque sea a costa de coartar la de los demás,  básicamente personas que han estado o están bajo su tutela o en su entorno familiar, y a la mayoría de los cuales ha destrozado la vida. O arrastrado al lado oscuro.
También es cierto que en los últimos tiempos han pretendido suavizar esta imagen, otorgándole a veces cualidades pretendidamente positivas,….pero siempre acaba emergiendo su perversidad.
Ahora, por razones que desconocemos y vista la sorprendente desaparición de Maria Bouzas (un tema del que no existe ninguna pista ni en la ficción, ni en la realidad), han trasladado esta imagen a su eventual sustituto, que muestra una patología sumamente parecida a la Francisca. Retorcido, inteligente, falto de empatía, ha asumido el rol de la doña en todas sus facetas,….incluido al parecer la intención de arruinar la boda del “enemigo” Severo. Lo cual, dicho de paso, me parece una solemne insensatez, no solo por volver una y otra vez al mismo recurso, si no porque no saca nada con ello. Solo quizás la satisfacción de tocar las narices al prójimo,….y llenar unas cuantas escenas más con el omnipresente drama que parece que es lo que se le tiene destinado a Severo por los siglos de los siglos.
Drama que tampoco es exclusivo a este último personaje, si no que se ha convertido en lo que parece el único escenario posible para la mayoría de personajes. Algo de lo que la gente empieza a estar cansad@  y que, dados los últimos índices de audiencia, podría estar pasando factura. Algo que también se ve en un tema que puede que pase más desapercibido, pero que tendría que levantar señales de alarma en los responsables de la telenovela, como es la tremenda apatía que se vislumbra en las redes sociales, otrora muy dinámicas y que ahora han rebajado notablemente su actividad. Y ello sin contar el montón de páginas que han dejado de funcionar o lo hacen de manera residual, la mayoría solo por fidelidad a los actores y actrices.

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