“Todo escritor de ficción sabe que para
conseguir la adhesión del lector a su texto debe ser capaz de conseguir que la
audiencia deje de lado el sentido crítico, lo suspenda, y por tanto ignore las
incoherencias, incompatibilidades, saltos en el vacío o directamente fantasías
que contiene la obra de ficción. Sin cumplir ese requisito, la obra está
perdida”
Esta introducción está sacada de un
artículo mucho más largo de Elisa Beni, una estupenda periodista. Y aunque tengo
que decir que el artículo en cuestión no tiene nada que ver con lo que es un
producto televisivo como ESDPV, sí que ilustra muy bien lo que estamos viendo.
Pero no me resigno a seguir la
corriente. No me gusta lo que veo, ni me agrada que la falta de lógica sea la
norma y no la excepción. Que se trate de una ficción no tendría que impedir que
se aplicaran criterios razonables a las tramas, y no sinsentidos solo para
rellenar capítulos y más capítulos.
Es el caso concreto de lo que considero
que es la actual trama de Severo.
Sí, es cierto. Han existido las mismas
situaciones con anterioridad y se ha tragado con ello. Martín y María,
Francisca y Raimundo, Carmelo y Adela (que yo recuerde) son algunos ejemplos de
personajes que han vivido juntos antes de estar casados, incluso en casi todos
los casos con el beneplácito de los sacerdotes que han preferido mirar hacia
otro lado, y solo desde puertas afuera mostrarse escandalizados (por aquello de
mantener la moral y las buenas costumbres). Pero en todos los casos existía
algún vínculo sentimental importante entre la pareja.
En el caso de Severo e Irene esto es
inexistente. Son una pareja atípica porque no se conocen, y lo único que les
une es un niño del que Irene no es nada. Ni es su madre, ni tiene ningún derecho
a participar en su crianza solo por el hecho de haberlo tenido a su cargo durante
unas pocas semanas. Esto no la convierte en “madre”, porque en este caso las
madres y padres de acogida, de los que conozco algún caso, tendrían muchos problemas.
Un vínculo emocional no presupone ningún derecho adquirido.
Por lo que se refiere a Severo, y aun
pretendiendo justificar su actitud por el hecho de pensar en su hijo, lo que se
visibiliza es un dejamiento de sus funciones como padre, incluso una cierta
cobardía al no ser capaz de asumir en soledad la crianza de su hijo. Que
pretenden enmascararlo en un tema que me parece fuera de toda lógica como los
berrinches de un niño que se niega a comer o a dormir, me parece que solo entra
en lo que he puesto al principio: esperar que la audiencia trague sin
cuestionar nada. Carmelito ha pasado por varias manos y se ha adaptado ¿Por qué
ahora tendría que ser diferente?
Pero volviendo a Irene y puntualizando ante
todo que solo me refiero al personaje, no a la actriz que considero muy
competente.
Sabemos muy poco de Irene. Solo que es
viuda, que perdió a un hijo y que es periodista, aunque no parece que ejerza. Y
esto último sería un plus porque significa que es una mujer con una cultura y
con arrestos, al haber cursado una carrera universitaria en una época
complicada para el género femenino. Pero algo que de entrada es importante para
visibilizar el papel de la mujer, parece que ha pasado a segundo plano. Por
descontado el trabajo de cuidar a un niño puede estar por encima de todo, pero va
a significar dos cosas: que Irene renuncia a su independencia y que va a pasar
a ser responsabilidad absoluta de Severo. No pretendo decir que vaya a ser su
mantenida, porque esto suena muy mal y tampoco es lo que sucede, pero es
evidente que si vive bajo el mismo techo que Severo acepta que éste se haga
cargo de todo lo que le concierne.
Quizás según la visión de 2018, que dos
personas vivan juntas sin un vínculo no significa ningún problema más que por
el hecho de suscitar alguna habladuría, algo que se da aún con cierta
frecuencia en pueblos pequeños donde se conocen tod@s, pero que a nivel de los
afectados no supone nada más allá de estar un tiempo en el punto de mira hasta
que pasa otra cosa que distrae al personal. Pero si algo no ha cambiado es que la
mujer sigue siendo señalada con mayor rigor, porque aún existe un sentimiento
de machismo latente que hace que se vea de diferente manera según el género.
En 1925 esta permisividad no estaba a la orden del dia ni de lejos, aunque es evidente que nadie va a señalar a Severo con demasiada inflexibilidad. Claro que son ellos, Irene y Severo, quienes
deciden y no las personas ajenas, porque las habladurías no han de estar por encima
de lo que uno o una deciden hacer con su vida, o de lo que consideran necesario
para un fin superior,….. pero ¿por qué especialmente Irene acepta pasar por
ello? ¿Solo por estar cerca de un niño que no es suyo?
Claro que lo de Severo tampoco es
entendible. Está metiendo en una casa que era de Candela (claro que por el
hecho de haber casado con ésta le pertenecen por derecho todos sus bienes), a
una mujer de la que desconoce casi todo, de la que sabe desde hace apenas unas
semanas su existencia. El agradecimiento por haber cuidado un tiempo a
Carmelito, que aun reconociendo su valor no es más que por la circunstancia de
haberle sido entregado a Irene por decreto de unas monjas que se atribuyeron el
derecho de decidir sobre una mujer y un niño que no le pertenecía, y que ésta no
ha hecho más que lo haría cualquier madre, o también cualquier responsable de
un bebé (ya no entro en el acierto que se pueda tener en ello, ni en el cariño
que se pueda dar según la persona), considero que no le ha permitido valorar
todas las posibilidades.
Pero lo que más cuesta de asimilar es
que el recuerdo de su esposa fallecida se haya borrado tan rápidamente. Por
supuesto no pretendo que le guarde luto eternamente, ni que deje que el
recuerdo de Candela le coarte su vida y por extensión la de su hijo. También
entiendo que es complicado para Irene cuidar a un niño sin estar con él, pero
¿es necesario que esto sea así las veinticuatro horas del dia? ¿Acaso Severo no
puede hacerse cargo del niño en algún momento?
Por último.
Claro que este escrito puede llevar a
dar la impresión de que me dejo llevar por la nostalgia de un personaje que ya
no existe más que en la historia de la telenovela. Pero tengo que dejar claro
que aun sintiendo que todo lo de Candela es una injusticia, soy consciente de
que hay que pasar página porque es algo irremediable. Y que es una ficción y
que hay que seguir. Pero no a cualquier precio, ni dejando de criticar lo que
considero criticable,… aunque por supuesto sin tratar en ningún caso de pretender ir más
allá de una simple opinión personal.
Que puede ser compartida, o no.
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