26 de marzo de 2018

Una pareja atípica


“Todo escritor de ficción sabe que para conseguir la adhesión del lector a su texto debe ser capaz de conseguir que la audiencia deje de lado el sentido crítico, lo suspenda, y por tanto ignore las incoherencias, incompatibilidades, saltos en el vacío o directamente fantasías que contiene la obra de ficción. Sin cumplir ese requisito, la obra está perdida”
Esta introducción está sacada de un artículo mucho más largo de Elisa Beni, una estupenda periodista. Y aunque tengo que decir que el artículo en cuestión no tiene nada que ver con lo que es un producto televisivo como ESDPV, sí que ilustra muy bien lo que estamos viendo.
Pero no me resigno a seguir la corriente. No me gusta lo que veo, ni me agrada que la falta de lógica sea la norma y no la excepción. Que se trate de una ficción no tendría que impedir que se aplicaran criterios razonables a las tramas, y no sinsentidos solo para rellenar capítulos y más capítulos.
Es el caso concreto de lo que considero que es la actual trama de Severo.
Sí, es cierto. Han existido las mismas situaciones con anterioridad y se ha tragado con ello. Martín y María, Francisca y Raimundo, Carmelo y Adela (que yo recuerde) son algunos ejemplos de personajes que han vivido juntos antes de estar casados, incluso en casi todos los casos con el beneplácito de los sacerdotes que han preferido mirar hacia otro lado, y solo desde puertas afuera mostrarse escandalizados (por aquello de mantener la moral y las buenas costumbres). Pero en todos los casos existía algún vínculo sentimental importante entre la pareja.
En el caso de Severo e Irene esto es inexistente. Son una pareja atípica porque no se conocen, y lo único que les une es un niño del que Irene no es nada. Ni es su madre, ni tiene ningún derecho a participar en su crianza solo por el hecho de haberlo tenido a su cargo durante unas pocas semanas. Esto no la convierte en “madre”, porque en este caso las madres y padres de acogida, de los que conozco algún caso, tendrían muchos problemas. Un vínculo emocional no presupone ningún derecho adquirido.
Por lo que se refiere a Severo, y aun pretendiendo justificar su actitud por el hecho de pensar en su hijo, lo que se visibiliza es un dejamiento de sus funciones como padre, incluso una cierta cobardía al no ser capaz de asumir en soledad la crianza de su hijo. Que pretenden enmascararlo en un tema que me parece fuera de toda lógica como los berrinches de un niño que se niega a comer o a dormir, me parece que solo entra en lo que he puesto al principio: esperar que la audiencia trague sin cuestionar nada. Carmelito ha pasado por varias manos y se ha adaptado ¿Por qué ahora tendría que ser diferente?
Pero volviendo a Irene y puntualizando ante todo que solo me refiero al personaje, no a la actriz que considero muy competente.
Sabemos muy poco de Irene. Solo que es viuda, que perdió a un hijo y que es periodista, aunque no parece que ejerza. Y esto último sería un plus porque significa que es una mujer con una cultura y con arrestos, al haber cursado una carrera universitaria en una época complicada para el género femenino. Pero algo que de entrada es importante para visibilizar el papel de la mujer, parece que ha pasado a segundo plano. Por descontado el trabajo de cuidar a un niño puede estar por encima de todo, pero va a significar dos cosas: que Irene renuncia a su independencia y que va a pasar a ser responsabilidad absoluta de Severo. No pretendo decir que vaya a ser su mantenida, porque esto suena muy mal y tampoco es lo que sucede, pero es evidente que si vive bajo el mismo techo que Severo acepta que éste se haga cargo de todo lo que le concierne.
Quizás según la visión de 2018, que dos personas vivan juntas sin un vínculo no significa ningún problema más que por el hecho de suscitar alguna habladuría, algo que se da aún con cierta frecuencia en pueblos pequeños donde se conocen tod@s, pero que a nivel de los afectados no supone nada más allá de estar un tiempo en el punto de mira hasta que pasa otra cosa que distrae al personal. Pero si algo no ha cambiado es que la mujer sigue siendo señalada con mayor rigor, porque aún existe un sentimiento de machismo latente que hace que se vea de diferente manera según el género.
En 1925 esta permisividad no estaba a la orden del dia ni de lejos, aunque es evidente que nadie va a señalar a Severo con demasiada inflexibilidad. Claro que son ellos, Irene y Severo, quienes deciden y no las personas ajenas, porque las habladurías no han de estar por encima de lo que uno o una deciden hacer con su vida, o de lo que consideran necesario para un fin superior,….. pero ¿por qué especialmente Irene acepta pasar por ello? ¿Solo por estar cerca de un niño que no es suyo?
Claro que lo de Severo tampoco es entendible. Está metiendo en una casa que era de Candela (claro que por el hecho de haber casado con ésta le pertenecen por derecho todos sus bienes), a una mujer de la que desconoce casi todo, de la que sabe desde hace apenas unas semanas su existencia. El agradecimiento por haber cuidado un tiempo a Carmelito, que aun reconociendo su valor no es más que por la circunstancia de haberle sido entregado a Irene por decreto de unas monjas que se atribuyeron el derecho de decidir sobre una mujer y un niño que no le pertenecía, y que ésta no ha hecho más que lo haría cualquier madre, o también cualquier responsable de un bebé (ya no entro en el acierto que se pueda tener en ello, ni en el cariño que se pueda dar según la persona), considero que no le ha permitido valorar todas las posibilidades.
Pero lo que más cuesta de asimilar es que el recuerdo de su esposa fallecida se haya borrado tan rápidamente. Por supuesto no pretendo que le guarde luto eternamente, ni que deje que el recuerdo de Candela le coarte su vida y por extensión la de su hijo. También entiendo que es complicado para Irene cuidar a un niño sin estar con él, pero ¿es necesario que esto sea así las veinticuatro horas del dia? ¿Acaso Severo no puede hacerse cargo del niño en algún momento?
Por último.
Claro que este escrito puede llevar a dar la impresión de que me dejo llevar por la nostalgia de un personaje que ya no existe más que en la historia de la telenovela. Pero tengo que dejar claro que aun sintiendo que todo lo de Candela es una injusticia, soy consciente de que hay que pasar página porque es algo irremediable. Y que es una ficción y que hay que seguir. Pero no a cualquier precio, ni dejando de criticar lo que considero criticable,… aunque por supuesto sin tratar en ningún caso de pretender ir más allá de una simple opinión personal.
Que puede ser compartida, o no.

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