20 de marzo de 2018

El peso del mundo


Veremos a Severo culparse de la situación de Carmelito, como antes lo hemos visto culparse de todo, como si hubiese decidido que recaiga sobre él todo el peso del mundo.
Claro que verlo penar parece que ya vaya inherente al personaje desde hace tiempo, pero últimamente los guionistas parecen empeñados en poner cada dia una piedra nueva en su camino. Convirtiéndolo así en un hombre amargado, que ha renunciado a luchar, y que ahora es incapaz de dar un golpe sobre la mesa y coger al toro por los cuernos. Impidiendo con ello que renazca de las cenizas el hombre decidido, testarudo y dispuesto a hacer justicia para su familia y él mismo, el hombre que un dia conocimos pero al que han dado la vuelta como un calcetín, a base de hacerle pasar por todos los estadios del sufrimiento posibles, desde un pasado doloroso perdiendo a sus padres y separado de su hermana, su dura vida en un orfanato, encontrar a su hermana para posteriormente perderla para siempre, ver como la mujer a la que amaba era asesinada de manera cruel, le fueran arrebatadas sus propiedades en Puente Viejo, secuestraran a su hijo, le metieran a él en la cárcel y estuviera a punto de ser ajusticiado,....y ahora, sin tregua, vuelta a sufrir por su hijo recién recuperado. 
Pero ahora éste es prioridad. Es normal que una vez recuperado a Carmelito, solo desee que éste pueda vivir una existencia tranquila y feliz,….. aunque para ello él tenga que renunciar a muchas cosas. Lo primero es el niño, después sus sentimientos de padre,…… ahora impotente ante algo para lo que no ve más que la solución más drástica: alejarlo para que éste pueda salir adelante.
Vale, es evidente que el tema es meter a Irene como sea, aunque para ello se tenga que renunciar a la lógica. Por supuesto el tema de la nostalgia de Carmelito podría colar sino fuera porqué su corta historia se empeña en lo contrario. Como dice alguien, con mucho acierto, si la añoranza fuera un hecho habitual tendrían que devolver a todos los niños adoptados. Por supuesto también podría existir para Carmelito la añoranza de unos brazos que le acunaban y le daban cariño, pero no hay que olvidar que antes estuvo nueve meses en el vientre de su madre y después otros nueve recibiendo el cariño de ésta y de su padre, por lo que lo más lógico es que estos sentimientos se hubieran dado en el orfanato, y no hay constancia de que así fuera. El niño que le dieron a Irene era un bebé sano y fuerte, que aparentemente se adaptó rápidamente a ella, por lo que es claro que Carmelito no tuvo antes problemas en el sentido que ahora quieren hacernos ver.
No es exactamente lo mismo, pero no hace mucho también leía la experiencia de una maestra de guardería, que hablaba de los niños pequeños que dejan por primera vez a su cuidado: lloran cuando los dejan, pero enseguida se agarran a quién les da su atención y les consuela. Y con el tiempo aprenden a separarse de su familia sin que suponga ningún problema. (Aunque es claro que inconscientemente saben que en algún momento van a volver a buscarlos, por lo que quizás la situación no pueda servir totalmente como ejemplo).
Hay otro tema también, aunque esta vez considero que entra más en el terreno de los tópicos y tiene que ver con la visión que se tiene del rol de hombres y mujeres en el tema de cuidar a los hijos. Claro que no es la misma visión  (afortunadamente) en 1925 que en la actualidad, pero no es menos cierto que el cuidado de los niños suele recaer principalmente en las madres o en una figura femenina. Por ejemplo ¿cuántos hombres profesores de guardería conocemos?
En mi opinión, en esta trama parece que se quiera instalar la idea de que los brazos masculinos son torpes en el cuidado de un bebé y que para ello se necesita una sensibilidad femenina. Sin embargo Adela, que tiene experiencia como madre y seguro sabe manejar a un bebé, tampoco puede hacerse con el niño, desmintiendo así lo anterior.
Así que es claro que se trata si o si, de que Irene vuelva a Puente Viejo y se instale con Severo. Y que se convierta en quién se ocupe de Carmelito,….. aunque nunca será su madre, porque nunca se podrá apagar la llama de Candela.Que con el tiempo Irene se convierta en la compañera de su padre, es algo que, de momento, solo entra en el terreno de las conjeturas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario