De pronto una
se da cuenta de que está viendo a Severo, Candela y su niño junto a Lucas y Marcos,
felices y a salvo……….y solo son una ficción. Nada existe más allá de la
telenovela, pero en la imaginación se convierten en personas reales, con una
vida. Y esto en cierta manera es la magia de la serie, que se acaba viviendo la
situación como si los personajes fueran personas reales. Con devoción e incluso
más allá,... con expectativas cuando las cosas van rodadas o con frustración
cuando la historia se termina.
Por supuesto
entiendo que esto no es exclusivo de PV, que es una constante en casi todas las
telenovelas. Por ello creo que es importante cuidar los contenidos, por el
mensaje subliminal que pueden llegar a transmitir. Evidentemente no se trata de
adoctrinar a nadie, ni de dar lecciones de moral, ya que en realidad solo es un
producto de entretenimiento, sin más aparente pretensión que esto. Pero se
agradece que, de vez en cuando, se realcen valores humanos como el de la
amistad incondicional.
Y este es el
caso de Severo y Carmelo, una relación que va más allá de lo convencional, con raíces
que se hunden profundamente en el interior de ambos, abonadas por un pasado
común de años de lucha por la supervivencia, de trabajar codo a codo para salir
adelante, y de apoyarse mutuamente en los malos y los buenos momentos. Una
amistad sin condiciones, que nada, ni nadie, ha podido romper. Por supuesto con
altos y bajos como en toda relación, pero siempre prevaleciendo el cariño
mutuo, el de hermanos no de sangre, pero sí de corazón. Los que anteponen por
encima de todo la felicidad y el bienestar del otro, sin esperar nada a cambio.
Y ahora le toca
a Carmelo, como ya hizo en el pasado: dar la cara por su amigo, protegerlo. Aunque
en realidad la protección de Carmelo va más allá, porque ahora ya no se trata solo de
Severo, sinó de la que es su propia familia, la única que tiene. La que le quiere y le acoge
como uno más, porque no hay duda que Candela también le profesa un enorme
aprecio.
Sin embargo
esta vez el sacrificio llega mucho más lejos que una defensa. Se trata de permitir
que además pongan en entredicho su integridad moral, dejando que la gente se haga una
idea desviada de su persona. Y solo con el único fin de preservar la vida de
sus amigos. No ha de ser fácil soportar las miradas de reproche, las pullas
por algo inexistente para él pero muy real para el resto de la gente, el tener
que fingir constantemente, el no poder aspirar a sus momentos propios de
felicidad, a renunciar a vivir en paz (al menos hasta que las cosas se
resuelvan, que así ha de ser)….
Por ello
Carmelo se merece un lugar de honor entre todos los personajes nobles que han
pasado por la serie.
Y, por
descontado, quién también se lo merece es el magnífico profesional que le da
vida, Raúl Peña, que a pesar de haber tenido siempre su espacio, ahora tendrá
una oportunidad muy merecida de una mayor visibilidad.
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