Rosario se ha
ido como Pedro, casi por la puerta de atrás, sin alharacas, ni siquiera
despedidas emotivas. Se ha marchado, y sin supuestamente fecha de retorno. Y
si, es evidente que lo que han planeado para este personaje necesita como
mínimo largos meses de ausencia, como también es probable que sepamos de ella a
través de alguna carta o llamada telefónica, lo mismo que sucede con el
ex-alcalde ahora reconvertido en dirigente comunista,… pero considero que su marcha
(aunque no sepamos si es definitiva o no) merecía algo más de atención, siendo un
tanto desangelada para un personaje (y una actriz) que lo ha dado todo desde el
primer día. Es cierto que Rosario era un personaje secundario en las tramas,
pero su presencia ha sido un bálsamo y un punto de apoyo para muchos otros, y
creo que merecía algo más. También es cierto que su papel con el tiempo había
ido decayendo, y haciéndose más y más invisible, pero esto no es culpa del
personaje, ni de la actriz, si no de quienes son los responsables de darle un guion
adecuado.
De todas
maneras hay otra cosa constatable.
Desde hace un
tiempo asistimos a un desfile continuado de despedidas de personajes
emblemáticos, quizás por la consecuencia lógica del largo periplo que han
tenido algunos de ellos en la misma casa. Claro que tampoco están los tiempos para renunciar a
un empleo, pero quizás haya que entender que algunos actores y actrices quieran
cambiar de aires o explorar la posibilidad de otros trabajos. O simplemente
darse un respiro de tanto despropósito como el que considero en el que está
sumida actualmente la telenovela.
Por supuesto
también entiendo que los guionistas se han tenido que enfrentar a los cambios
que supone la marcha voluntaria o motivada por circunstancias personales de
algunos actores o actrices, pero en este caso seré menos benevolente porque su
trabajo es el de pensar y buscar alternativas que no pasen siempre por lo
mismo.
Ayer mismo
leía que los espectadores en general, empiezan a dar muestras de cansancio hacia algunos
programas donde la tónica es la utilización continuada de los mismos recursos (aunque
básicamente se hablaba de programas de cotilleo o realitys). También que la gente
empieza a ser más crítica con lo que ve, lo cual no deja de sorprenderme
gratamente. Evidentemente ello no significa el fin de estos programas, pero si
un toque de atención. No se puede vivir de rentas, ni éstas son indefinidas.
Hay que renovarse y buscar nuevas fórmulas.
Y creo que
esto también sirve para una serie emblemática como El Secreto de Puente Viejo.
No digo que
esto afecte a los actores y actrices, que en realidad solo hacen su trabajo.
Por supuesto, fuera del plató pueden tener sus propias opiniones sobre sus personajes o la deriva de éstos, pero ello no ha de afectar su profesionalidad. Al fin y al cabo, cuando
salen de la faena dejan al personaje y se instalan en su propia piel. Lo que
sucede es que para los que estamos al otro lado de la pantalla, esto se confunda
a veces y quizás no entendamos lo suficiente el trabajo de un actor.
Pero no deja
de ser preocupante hasta cierto punto, y siempre teniendo en cuenta que la
preocupación es solo una figura retórica al hablar de una ficción, que esta continua sangría de despedidas se haya acentuado en los últimos meses, dejando un panorama bastante
desolador. En realidad ahora mismo existen un par de historias en marcha, y lo demás es simplemente
relleno.
Pero es solo
mi opinión.
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