Que hagan un
destrozo con los personajes me lo tomo como una estrategia para hacer que los
espectadores asuman con mayor facilidad la marcha de éstos de la telenovela,…..
lo que por descontado no implica que lo justifique, ni que lo acepte. Pero el
caso es que lo han hecho en numerosas ocasiones, y además en los últimos
tiempos con mayor frecuencia. Y que encima, a pesar de que es algo que me cuesta
entender, no implica que la audiencia se resienta demasiado.
Pero quizás
algún día la gente acabe cansándose de esto. No se puede tensar demasiado la
cuerda. Y lo están haciendo, poniendo a prueba la capacidad de aguante de l@s
espectadores,… pero no tod@s tenemos la misma.
Una de las
cosas a reprochar, una opinión que ya he manifestado en otras ocasiones, es que
en muchos casos no han sabido valorar lo que tenían entre manos, con personajes
que podrían haber tenido mucho más recorrido. A bote pronto, y de tiempos más
cercanos, se me ocurren Elías el químico, o sobre todo Garrigues……, pero ha
habido más. El último ejemplo se ha dado con la trama de Los Manantiales, en la que dejando
aparte la opinión que cada uno pueda tener sobre el trabajo de los actores, que
básicamente hicieron lo que les marcaban los guiones, finalmente se consiguió destrozar
a los personajes a conciencia, haciendo que la gente dejara de creer en ellos.
Y ahora les toca a los de La Quinta.
Primero fueron
a por Carmelo, convirtiéndolo en un asesino. Y aunque este personaje sigue
teniendo simpatías porque tiene otro lado positivo, y lo que hizo fuera en un
momento de ofuscación (que por supuesto no justifica los hechos), siempre
llevará el estigma. Algo que, por cierto, es común a la mayoría de los otros
personajes, pero la memoria es bastante selectiva en este caso. Aunque también
es cierto que todavía no van a por
él de manera directa, quizás porque su papel no estorba en demasía…..y tampoco
pretendo dar ideas.
Ahora es Severo quién está en el punto de mira, después de la desaparición inesperada y nunca entendida de Candela, con la que nos dejaron escenas inesborrables.
Chico García
ha demostrado una enorme ductilidad en todas las facetas que le han propuesto,
y ha sabido salir airoso de las mismas, demostrando su enorme talento profesional.
Cierto que los guiones influyen, pero un porcentaje importante hay que
atribuirlo al actor, que ha conseguido forjar un gran personaje, tierno,
afectuoso, dulce,…..pero también furioso, vengativo, obstinado, fuerte,… y
sobre todo creíble. Alguien que al final ha acabado ganando el corazón de l@s
espectadores, especialmente después de su etapa preciosa con Candela. Tanto que
considero que será difícil hacerlo desaparecer, como parece que es la idea que
va extendiéndose como una posibilidad cercana.
Por de pronto
parece que nos esperan largas semanas de prisión y juicio. No se han contentado
con hacer pasar al personaje por todos los tormentos imaginables, que ahora van
a rizar el rizo con éste. Por supuesto no dudo que Chico lo va resolver con
gran acierto, pero al mismo tiempo puede suponer el fin. No digo que se atrevan
a matarlo también, que ya sería el súmmum, pero sí que después de esto Puente
Viejo no va a tener mucho sentido para él. Sin contar que Carmelito sigue sin
aparecer. Y, por cierto, todo esto puede llevarse por delante a otro personaje,
porque si Nicolás es su abogado y pierden el juicio, tampoco va a quedar en muy
buen lugar. Es una posición arriesgada, que espero sepan resolver.
Cuando
trajeron a Severo y Carmelo a Puente Viejo, se crearon muchas expectativas.
Parecía que de una vez iba a haber alguien con poder suficiente como para
crearle problemas a la Montenegro. Alguien que estaba a su altura tanto en
influencias como en dinero. Y además alguien que se la tenía jurada y que
parecía dispuesto a todo para hacerle pagar por un pasado doloroso. Pero pronto
se frustró todo, porque ha quedado claro con el tiempo que nadie hace sombra a
Francisca.
¿El motivo de
ello? Pues escapa a mi comprensión, porque precisamente Francisca no es que goce
de gran estima (estoy hablando del personaje, no de la actriz) lo que hace pensar
que detrás de esto hay algo más que, por descontado, jamás sabremos.