17 de agosto de 2017

"La molinera"

Vaya por delante que no pretendo ponerme ninguna medalla al mérito, porque estoy segura que más de una vez yo también he caído en la trampa de utilizar un mote en vez del nombre de un personaje. E incluso es muy posible que en más de una ocasión me haya movido a ello algún sentimiento no muy sano,…… algo que por otra parte, y pensándolo bien, es bastante irracional (por no decir otra palabra menos apropiada).
Y también admito que en el caso de algún personaje ni siquiera ha llegado a molestarme demasiado el uso de esta manera de dirigirse a él o ella, aún con la certeza de que el apelativo no es precisamente para indicar su condición o su profesión.
Pero lo cierto es que mi tendencia natural es evitar utilizar este recurso, porque soy consciente que en ocasiones y según el contexto, puede llegar a implicar incluso algo despectivo para quien va dirigido. Aunque sea un personaje, pero considero que ello no lo hace menos injustificable. De hecho vemos como esto se utiliza de manera recurrente por parte de Francisca, siempre en sentido peyorativo. También que el blanco de ello muchas veces es Candela, que pasa por ser “la panadera”, “la confitera” “la diminuta esposa” “la mujer del galletero”. O como Carmelo es “el tullido” “el perrito faldero”,…….por poner algunas lindezas. Aunque tampoco es exclusivo de este personaje y otr@s también caen en este juego.
Y por supuesto y aunque no sea de mi agrado, no puedo por menos que aceptar que solo son  palabras de un guion, que únicamente suelen pretender crear un escenario de tensión las más de las veces.
Donde ya no me parece tan fácil de aceptar es además encontrarlo en los comentarios de estas escenas. Y aunque parezca una contradicción con mi anterior comentario en este blog sobre el respeto en los comentarios, y aunque habitualmente los motes suelen estar incluidos en un contexto bastante considerado, lo cierto es que para algunos personajes vuelven a estar en el orden del día, y no precisamente para cantarles las alabanzas. En particular para Marcela, pero también para Matías y Emilia.  
Recuerdo muy bien cuando llegó Aida/ Candela a la serie, y el tiempo que tuvo que bregar hasta hacerse un lugar en la estima de l@s espectadores. Porque no solo tuvo que luchar en la ficción, donde tuvo que vérselas con un sector que no aceptaba que ocupase el lugar de otra mujer en el corazón de Tristán, si no que esta lucha también se trasladó a la realidad, principalmente por no encajar en los cánones estéticos que se suponen a una pareja de ficción. Como si el aspecto exterior fuese esencial, y  la profesionalidad y el buen hacer del actor o actriz se le supusiera o fuera algo accesorio. Por cierto, esto último algo en lo que me gustaría hacer hincapié, porque l@s espectadores, aun con diferentes sensibilidades, considero que sabemos apreciar cuando un actor o actriz hace su trabajo con más o menos acierto. Simplificarlo por una cara bonita o un aspecto deslumbrante, es minusvalorar el criterio de la gente que apuesta por un producto.
Pero volviendo a Marcela y los suyos.
Salvando las distancias con Candela, Marcela se enfrenta también a una situación parecida a este personaje: está ocupando el lugar de otra mujer. O simplemente las circunstancias (y no hay que olvidar, la marcha de la otra actriz) han propiciado esta situación, por otro lado irreversible, por mucho que haya quién lo considere imperdonable. Pero coincidiendo con ello, Marcela ha perdido su nombre y ahora es solo “la molinera”, por lo demás una profesión absolutamente respetable. Aunque la utilización de este apelativo no siempre tiene connotaciones agradables, y últimamente se suele emplear para denostar al personaje o hacerlo de menos.
Tres cuartos de lo mismo con Matías, que ahora suele ser conocido más como  “el oro molido”. Olvidando que ha cometido muchos y graves errores, pero que ahora intenta enmendarlos de la que considera la mejor manera posible. Aunque ello le suponga una renuncia. Pero la vida también es saber aceptar que no siempre se puede hacer lo que uno/a quiere, para en su caso si hacer lo correcto. 

3 comentarios:

  1. Anna, menos mal que no soy la única.

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  2. Yo creo que El Secreto de Puente Viejo hace mucho que perdió el Norte. Yo seguiré viéndolo, como lo veo cada tarde desde el capítulo 1, esperando que recobre 2su cordura" de entaño que tanto nos enganchó.

    Vamos a ver: Betriz (la actriz) hace tiempo en está en una serie de Telecinco que darán próximamente. Entonces, para que no la echemos de menos, se inventan de la hstoria de Marcela y nos hacen ver a una Beatriz que NO TIENE NADA QUE VER con la muchacha que vimos siempre en Matías, para que le cojamos manía y no nos dé tanta pena su marcha. MUY MAL.

    Ahora aparecen Julieta y Saúl (o sea, Pepa y Tristán) para tratar de embaucarnos en los siguientes capítulos, pero claro, no son lo mismo.......Y aquí, la única que gana siempre es Francisca.....

    En fin, ahora resulta que se van Hernando y Camila, con el rabo entre las piernas, para salvarse, cuando estos dos personajes llegaron a Puente Viejo con grandes perspectivas y nos engancharon a todos, hasta que los convirtieron en pepeles que ya no representan nada, especialmente Hermando.....

    En fin, seguiremmos viendo como surgen las cosas, seguiremos viendo las tonterias de los Mirañar y cómo la mala leche de la doña sigue ganando siempre...... Qué pena.

    Un saludo a todos.
    Fdo. Ana María.

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    1. Completamente de acuerdo salvo en una cosa. Con la marcha de Los Manantiales yo también me despido de PV. Ya me cansé de esperar que por fin triunfe la justicia y e bien.


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