Tampoco es
que sea un tema vital, pero a la vista de cómo un determinado personaje evoluciona
o retrocede en visibilidad, de cómo ocupa más o menos espacio en los capítulos,
de cómo es enviado al ostracismo o directamente al paro, sin olvidar que
algunos/as han tomado por propia iniciativa el camino de dejar la serie, hace
que una acabe preguntándose que hay más allá de la ficción. Aunque también es
más que probable que cualquier conjetura que pueda surgir al respecto, tenga
poco o nada que ver con la realidad. Pero no deja de sorprender que actores o
actrices a los que se les suponía un mayor recorrido en la serie, hayan acabado
su periplo antes de lo esperado y llevándose con ellos las expectativas
creadas.
Admito que ahora
ando algo desconcertada con la manera que está quedando el panorama en la serie. Por supuesto nada que
objetar a la presencia constante de los nuevos personajes, a los que entiendo hay
que dar protagonismo, ni a que los que ya están sigan teniendo su espacio,….quizás
si algunas objeciones con el espacio que ocupan las tonterías de los Mirañar, y muchas más por el ensañamiento con los personajes de Los Manantiales a los
que están hundiendo con tramas incalificables, cuando además parece que tienen
los días contados en la telenovela.
Sin embargo
no es de ellos de quien quería hacer hincapié, si no de otra trama de la que no
se sabe muy bien que se espera de ello: la de La Quinta. De hecho las
conclusiones se antojan más bien desalentadoras.
Porque no es
de recibo ver como la han ido desmantelando, empezando por quitarles el
escenario habitual en el que se han movido hasta ahora y cortando de raíz la
posibilidad de que vuelvan al mismo, haciendo que cambie de manos. Sin embargo
aún más llamativa (aunque suene a paradoja) es la casi invisibilidad de los cuatro
personajes, que salen dos minutos contados por capítulo y casi siempre al final
del mismo (y eso cuando salen, porque hay días que ni rastro). Si, han hecho
alcalde a Carmelo, pero ni siquiera esto es suficiente para que tengan más
espacio.
Aunque soy
consciente de lo que supone pedir más tramas para ellos, porque
indefectiblemente esto acaba dibujando un escenario que suele desembocar en
situaciones con sufrimiento gratuito. De hecho, ahora mismo, lo poco que hay de
esta trama ya supone que existan roces entre una de las mejores parejas de la
telenovela, la de Severo y Candela. Que nos han brindado grandes momentos, y sin
necesidad de acudir a extremos apasionados, demostrando que hay otras maneras
de amar, de hacerlo con intensidad, pero con ternura, dulzura y cariño
infinito.
Vale, que
todo no se ha centrar en el romanticismo y que se supone el contexto de la
telenovela abarca todo un conjunto de vivencias de un pueblo, con sus múltiples
situaciones y conflictos. Pero por esto mismo no se entiende mucho como se han
dejado perder muchas posibilidades, empezando con la que podría haber sido una
buena lucha de poder entre dos personajes poderosos……tal como parecía planteado
al principio de la llegada de los de La Quinta. Pero que ha acabado en nada.
Bueno si, con
Francisca volviendo a copar todo el protagonismo.
Y ahora es
cuando viene aquello de que ésta es la protagonista indiscutible de la novela,
algo en lo que discrepo. Lo he dicho muchas veces y lo repito: nadie es
imprescindible. Y de hecho se demostró cuando abandonó la serie la actriz que
llevaba el peso de la misma, Megan Montaner, o cuando le siguió el otro
protagonista Àlex Gadea. O más tarde cuando los dos actores que llevaron la
telenovela a las cotas más elevadas de audiencia, Jordi Coll y Loreto Mauleón, tomaron
también el mismo camino. La novela
siguió manteniendo sus buenos niveles de aceptación…..hasta las últimas
semanas, cuando el estropicio ya está hecho y quizás ya sea demasiado tarde.
Pero al final y
después de mucho tiempo demandándolo los espectadores, parece que los
responsables han caído en la cuenta que había de dar un golpe de timón y han optado por una especie de vuelta a los orígenes. Aunque haya sido en el sentido
literal del término, lo que no lo hace tampoco especialmente atrayente, primero
porque todo se hace muy previsible, pero también porque con la anunciada desaparición de
Los Manantiales queda un escenario muy delimitado y concentrado en solo dos
partes bien definidas. Por una parte el pueblo representado por todo lo que
rodea la casa de comidas, el colmado y ocasionalmente la confitería, y por otra
La Casona y Francisca como única terrateniente destacada. Manejando otra vez
las vidas de todo Puente Viejo, al manejar la mayor parte de la economía
productiva. Y lo peor, instalada en su impunidad, pretendiendo dar una imagen
de no haber roto un plato en su vida y secundada por un Raimundo desconocido, que
a veces parece volver a ser el hombre justiciero que conocimos, pero que al
minuto siguiente ya se le ha olvidado todo lo que es y lo que representa
Francisca.
Y es aquí
donde vuelvo a poner en cuestión la poca visibilidad de los de La Quinta, los
únicos que realmente podrían aportar algo de vidilla a la serie, dándole caña a
Francisca. Porque no nos engañemos, pueden enfrentarla muchos (incluida
Julieta), pero nadie tiene suficiente poder y medios para hacerle morder el
polvo. Salvo quizás Severo y Carmelo.
Si no es así,
y su historia sigue en la misma línea de las últimas semanas, mucho me temo que
La Quinta y su gente también van a terminar condenados a ser absorbidos por la
monotonía. Aunque espero que esta situación sea solo un impasse y
vuelvan a recuperar un merecido protagonismo, porque no en vano fueron los que
sostuvieron las tramas durante mucho tiempo, y además con un notable eco mediático.
De hecho aún lo siguen teniendo si nos acercamos a sus páginas de Facebook y
comprobamos que cualquier comentario suscita un montón de MG.
Severo debería recuperar "La Quinta", aunque Candela siga en la confitería. Carmelo debería hacer notar ya su cargo junto con las concejalas. Onésimo debería irse a Rusia a convencer a su tío de que no se divorcie.
ResponderEliminarBeatriz debería coger una anemia que la mantuviera en la cama durante meses. hasta que nazca el hijo de Matías y los viera tan felices que se le acabaran las ganas de recuperarlo. A Nazaria debería vérsela luchando con los fogones para que eche de menos a Fe.