27 de noviembre de 2017

Una despedida

Puedes ser fiel a una persona, a una idea, a una manera de entender la vida, incluso a algo de tan poco interés vital como un programa de televisión, una serie,…….Y sin embargo una persona te puede traicionar, puedes valorar otras ideas que te hagan cuestionar tus convicciones, puede llegar un momento en que desees cambiar tu vida,…y también puede dejar de gustarte lo que ves en la pantalla de tu televisor. Y por encima de todo también puedes ser egoísta y empezar a pensar en ti misma/o y en lo que deseas, antes que dar prioridad a los demás.
Con toda esta introducción, aun así me voy a quedar en el tema más superficial como el de porque seguir viendo un programa de televisión que no te aporta nada, ni siquiera simple entretenimiento.
También puede suceder que a veces nos imbuyamos motivos, como algo parecido a la fidelidad, para seguir a pesar de todo. Pero cuando ésta se mueve entre sentimientos contradictorios como la obligación y la devoción, deja de tener sentido. Obligarse a algo solo por cuestiones emocionales, es poco menos que engañarse a sí mismo. Y lo digo con todo el respeto a los que opinan lo contrario, porque esto es solo una opinión personal y además he caído en lo mismo durante mucho tiempo, así que no soy nadie para censurar a nadie.
(Por cierto que tampoco es mi pretensión justificar nada, solo poner en palabras algo que ya hace días que me ronda. Y soy consciente que mi opinión es solo un espacio infinitesimal en un todo y no puede variar nada si no es compartida por otras personas)
Si, lo admito. He dejado de ser fiel a El Secreto de Puente Viejo, porque la deriva de la telenovela me ha llevado a tener que decidir entre sentirme obligada a algo que ya no me satisface o ir a otra cosa que si pueda hacerlo, por ejemplo, el placer de la lectura. De hecho también tengo que admitir que la fidelidad que todavía seguía manteniendo, ya hace tiempo que derivó a ser íntegramente para los actores y actrices que tan dignamente defienden el serial.
Pero ahora ni siquiera esto me parece suficiente.
Como he dicho antes, mi opinión es solo un grano de arena y sin otros cientos de miles, no cuenta para nada. Pero si contara, también soy consciente de las consecuencias que podría acarrear para otras personas, un sentimiento que también podría influir en la decisión de seguir siendo fiel o no. Cierto que nada es infinito (salvo la Montenegro…si se me permite) y que todo en algún momento puede tener su final. Y que cuando esto sucede, alguien o muchos pueden salir perjudicados. Pero es la vida misma, porque detrás de cada producto hay personas que viven de ello, y sin embargo tampoco podemos comprar todo para que la rueda siga rodando.
Pues lo mismo una telenovela.
Pero volviendo al tema de la fidelidad a los actores.
Por supuesto diferencio a la persona del personaje, y nada cambia mi percepción sobre éstos solo por el hecho de que desaparezcan de la serie, bien sea por decisión propia o porque hayan decidido prescindir de ellos. Porque ante todo son personas con vidas propias y hay que respetar su espacio. Y grandes profesionales a los que seguro espera una carrera larga y fructífera. Pero también es cierto que mis simpatías no son iguales para todos y todas, y que algun@s han conseguido en este tiempo calarme más hondo. Por lo que mi digamosle devoción mejor que fidelidad, va más allá del serial. Y no es ningún secreto que Aida de la Cruz forma parte de este “selecto” club, en el que también incluyo a Chico García como parte destacada.
Si, toda esta parrafada también era para llegar a este punto. Desconozco las razones y es de suponer que nunca las sabré, para que un personaje como Candela tenga que desaparecer de la telenovela. Pero quizás ha sido el punto de inflexión que necesitaba para cambiar definitivamente el chip y llegar a la conclusión que no es necesario obligarse a algo tan poco sustancial como una ficción, solo por motivos sentimentales.
Conclusión: aquí y ahora me apeo. Sin dramatismos, sin mirar atrás, solo lamentándolo por las personas con las que he tenido la suerte de compartir espacio y comentarios, algunas incluso la fortuna de conocer personalmente.
Gracias por todo.

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