Puedes ser
fiel a una persona, a una idea, a una manera de entender la vida, incluso a
algo de tan poco interés vital como un programa de televisión, una serie,…….Y sin
embargo una persona te puede traicionar, puedes valorar otras ideas que te
hagan cuestionar tus convicciones, puede llegar un momento en que desees
cambiar tu vida,…y también puede dejar de gustarte lo que ves en la pantalla de
tu televisor. Y por encima de todo también puedes ser egoísta y empezar a
pensar en ti misma/o y en lo que deseas, antes que dar prioridad a los demás.
Con toda esta
introducción, aun así me voy a quedar en el tema más superficial como el de
porque seguir viendo un programa de televisión que no te aporta nada, ni
siquiera simple entretenimiento.
También puede
suceder que a veces nos imbuyamos motivos, como algo parecido a la fidelidad,
para seguir a pesar de todo. Pero cuando ésta se mueve entre sentimientos
contradictorios como la obligación y la devoción, deja de tener sentido.
Obligarse a algo solo por cuestiones emocionales, es poco menos que engañarse a
sí mismo. Y lo digo con todo el respeto a los que opinan lo contrario, porque
esto es solo una opinión personal y además he caído en lo mismo durante mucho
tiempo, así que no soy nadie para censurar a nadie.
(Por cierto
que tampoco es mi pretensión justificar nada, solo poner en palabras algo que
ya hace días que me ronda. Y soy consciente que mi opinión es solo un espacio
infinitesimal en un todo y no puede variar nada si no es compartida por otras
personas)
Si, lo
admito. He dejado de ser fiel a El Secreto de Puente Viejo, porque la deriva de
la telenovela me ha llevado a tener que decidir entre sentirme obligada a algo
que ya no me satisface o ir a otra cosa que si pueda hacerlo, por ejemplo, el
placer de la lectura. De hecho también tengo que admitir que la fidelidad que todavía
seguía manteniendo, ya hace tiempo que derivó a ser íntegramente para los
actores y actrices que tan dignamente defienden el serial.
Pero ahora ni
siquiera esto me parece suficiente.
Como he dicho
antes, mi opinión es solo un grano de arena y sin otros cientos de miles, no
cuenta para nada. Pero si contara, también soy consciente de las consecuencias
que podría acarrear para otras personas, un sentimiento que también podría influir
en la decisión de seguir siendo fiel o no. Cierto que nada es infinito (salvo
la Montenegro…si se me permite) y que todo en algún momento puede tener su
final. Y que cuando esto sucede, alguien o muchos pueden salir perjudicados.
Pero es la vida misma, porque detrás de cada producto hay personas que viven de
ello, y sin embargo tampoco podemos comprar todo para que la rueda siga rodando.
Pues lo mismo
una telenovela.
Pero
volviendo al tema de la fidelidad a los actores.
Por supuesto
diferencio a la persona del personaje, y nada cambia mi percepción sobre éstos solo
por el hecho de que desaparezcan de la serie, bien sea por decisión propia o
porque hayan decidido prescindir de ellos. Porque ante todo son personas con
vidas propias y hay que respetar su espacio. Y grandes profesionales a los que seguro espera una carrera larga y fructífera. Pero también es cierto que mis
simpatías no son iguales para todos y todas, y que algun@s han conseguido en
este tiempo calarme más hondo. Por lo que mi digamosle devoción mejor que
fidelidad, va más allá del serial. Y no es ningún secreto que Aida de la Cruz
forma parte de este “selecto” club, en el que también incluyo a Chico García
como parte destacada.
Si, toda esta
parrafada también era para llegar a este punto. Desconozco las razones y es de
suponer que nunca las sabré, para que un personaje como Candela tenga que
desaparecer de la telenovela. Pero quizás ha sido el punto de inflexión que
necesitaba para cambiar definitivamente el chip y llegar a la conclusión que no es necesario
obligarse a algo tan poco sustancial como una ficción, solo por motivos
sentimentales.
Conclusión:
aquí y ahora me apeo. Sin dramatismos, sin mirar atrás, solo lamentándolo por las
personas con las que he tenido la suerte de compartir espacio y comentarios,
algunas incluso la fortuna de conocer personalmente.
Gracias por
todo.
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