18 de abril de 2017

Los instintos y la razón

Cuando escribo algo sobre la telenovela tengo que recordarme constantemente que supuestamente la sociedad ha evolucionado, y que la mentalidad no es la misma en 1924 y en 2017 (aunque a veces haya que ponerlo en duda, vistas algunas actitudes, reales o ficticias, que nos retrotraen a tiempos remotos, casi a la época de las cavernas. Pero no es esto a lo que quería referirme). Porque el tema de fondo al que pretendo dirigirme son los instintos o las pasiones, algo que ha existido desde que el mundo es mundo y ya forma parte de nuestro ADN.
Dicen que las personas somos esclavas de ellas, y por descontado no voy a negar que más de una vez me he dejado llevar más por los instintos que por la razón, como seguro que le ha pasado a todo el mundo al menos una vez.
Y una posible respuesta a ello: según el filósofo David Hume, es porque “la razón no tiene ninguna fuerza para movernos a actuar. Lo único que puede movernos a actuar es un sentimiento”.
Aunque por supuesto podemos discrepar o no de esta afirmación. Pero sumergiéndonos un poco en esta filosofía, quizás podríamos llegar a alguna conclusión que nos permitiera entender porque a veces las personas hacemos cosas que se antojan incomprensibles, digamos como la actitud de Hernando, aunque en este caso solo se puede traducir como una infidelidad manifiesta e injustificable. Por lo que es claro que la razón no interviene.
Y considero que también la razón puede ser llegar a ser entendida como un sentimiento (racional, mientras los instintos, entre ellos la pasión, serían irracionales) y que va más allá de éstos, moviendo a actuar por cuestiones que quizás vengan impuestas por la propia sociedad al respecto de lo que se considera o no correcto, pero también por convicciones personales. Que puede afectar a las pulsiones, incluso hacerlas desaparecer, ya que la razón reúne el potencial para influir en la voluntad. (Aunque también exista el llamado instinto básico, y quizás es en este punto donde la pasión o los instintos esclavizan la razón).
Pero cuando la razón no se impone, ¿puede influenciar la vulnerabilidad de la persona en ciertos momentos, para que la sustituyan estos instintos más básicos? Pues sí parece posible (aunque no pretendo justificarlo, ni mucho menos). Y lo hemos visto, por ejemplo, con Alfonso, cayendo en la infidelidad cuando, sin venir a cuento, Severiano vino a ocupar sus pensamientos, con Carmelo cegado por el dolor y dando muerte al marido de Adela, y ahora lo podemos ver en Hernando, también obnubilado por los celos. Pero sin que ni él, ni los otros, hayan racionalizado estos instintos, ni hayan hecho antes el paso de contrastar los hechos con quién debían. Con lo que también interviene la cuestión de la confianza, Carmelo por ingenuo, y los demás por su incapacidad de entender que la sinceridad a veces es el mejor camino para hacer que las cosas vayan por el cauce adecuado.
Y es claro que un correcto ejercicio de la razón podría evitar muchos sinsabores y problemas.
Pero ciñéndome al tema de Hernando y su infidelidad, (y aunque dé la impresión que estoy mezclando churras con merinas) hay otra cosa en la que me gustaría hacer hincapié: los estereotipos. Y de ello también hay muchos en esta trama.
El primero, la supuesta atracción que puede despertar un carácter determinado, utilizando todos los tópicos concernientes a un estilo de vida diferente correspondiente a otra cultura. No me gusta la generalización, y por ello no me gusta que pretendan dar una imagen de las mujeres cubanas como ligeras de cascos, sensuales y potencialmente liberadas de prejuicios. Sí, es posible que su cultura las haga más libres en todo esto, y también es posible que a veces la diferencia atraiga, pero en esto ya entra otro tópico: el de que los hombres caen fácilmente en sus redes.
Otro patrón recurrente: el del recurso a la bebida para olvidar las penas. Aunque es cierto que una persona con la mente nublada por la bebida puede desinhibirse, y decir o hacer cosas que quizás no haría en estado normal, ello no puede ser nunca una justificación para dejarse llevar por los instintos más básicos.  Porque además con este término podrían entrar muchas cosas, y algunas muy peligrosas.
Aunque admito que lo que me molesta más en esta trama es el de la exaltación de unos supuestos atributos femeninos para atraer al sexo contrario. No siempre belleza física va unida a inteligencia, con lo que se magnifica la superficialidad en detrimento de la belleza interna. Y por supuesto cuando hablo de inteligencia me refiero a tener cultura, no a tener una mente retorcida para maquinar propósitos no muy nobles.

1 comentario:

  1. Hola Anna, me gusta mucho tu entrada y no puedo estar más de acuerdo con todo lo que dices. Fíjate si los guionistas saben que no es propio de un hombre como Hernando una infidelidad tan "facilona" que han tenido que emborracharlo para estudarse en ello. Como estaba borracho el pobrecito.....

    Me parece fatal que hayan hecho ésto con el personaje de Hernando, no pega, no encaja en un hombre cabal, honesto, leal, que dice amar tanto a Camila y se ve que es real. No me gustan esta forma de "machacar" a los personajes.

    Un abrazo,

    MUGUET

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