9 de abril de 2017

De hacerse mayor de golpe

Matías y Marcela, o un guiño a un tema que siempre es actualidad: los embarazos adolescentes.
No sé si es ésta la pretensión, o simplemente se trata de un giro de guion para introducir tensión a la relación intermitente y llena de altibajos de Matías y Beatriz. En todo caso, el tema que se presenta es el de dos adolescentes, el mismo Matías y Marcela, que sin apenas conocerse, ahora están unidos por un vínculo indisoluble que va más allá de lo meramente emocional, y que se ha de materializar en un pequeño ser que lleva su sangre. Dos jóvenes que se ven abocados a hacerse mayores de golpe, después de no haber tenido apenas infancia al haber vivido sus primeros años en un entorno duro y sin concesiones.
Él abandonado en un orfanato del que fue sacado por un hombre con el único objetivo de utilizarlo como mano de obra para delinquir. Aunque también es cierto que, en un golpe de suerte, la vida le ha dado una segunda oportunidad con una familia maravillosa que le quieren y le apoyan.
Ella, simplemente obligada por su género, a ser la sirvienta de su padre y hermanos, soportando la falta de libertad que ello conlleva. Sin posibilidad de escapar, excepto para caer en otra situación que implica el mismo resultado. Porque en aquellos tiempos la mujer no tenía muchas más opciones que vivir en la casa paterna hasta el matrimonio. Y una vez casada, y casi con toda seguridad, seguir reducida al silencio, limitada a hacer lo que se llegó a calificar en los peores años de la dictadura como “la única profesión digna de la mujer”.
Y quizás caigamos en la trampa de verlo todo con ojos actuales, sin tener en cuenta que hablamos de un siglo atrás, con una mentalidad diferente y con unos roles establecidos por la sociedad, que pocas cuestionaban.
Por lo que, visto lo visto, después de todo quizás no hayamos evolucionado tanto cuando a veces parece que asoma la incapacidad de ver en toda su extensión lo que supone una situación del tipo a la que se enfrentan ahora Marcela y Matías. Y esto vale para 1924 y para 2017, porque aún sigue sucediendo. Lo primero y peor es que, por alguna razón, parece que se normaliza la desigualdad que supone aceptar que la chica, al ser la portadora, tiene que asumir sin más la carga y, en cierto modo, la culpa de la situación,…. mientras que para el chico el comentario viene a ser que al aceptar su responsabilidad se va a poner encima una carga que va a condicionar su futuro. Olvidando que un embarazo es cosa de dos, y la responsabilidad compartida, aunque sea fruto de un error de cálculo o de inconsciencia.
Pero hay más, y lo hemos visto reflejado en las palabras de Alfonso y Emilia que enseguida se han hecho cargo de la situación, y que tienen una visión más amplia de la historia, quizás por haberla vivido personalmente.
No se trata solo de todo lo anterior, sino que hay que añadir, en el caso de la chica, el temor a ser rechazada socialmente, ser criticada por su entorno, ser puesta en duda, señalada como una fresca y tener que cargar con la mayor. Mientras que para el chico las opiniones son mucho más benévolas, e incluso se llega a buscar una justificación para exculparlo. Y desgraciadamente esto suele venir por parte de las mismas mujeres, lo que viene a suponer echarse piedras en el propio tejado y renegar de los avances que se puedan haber dado en materia de igualdad. Porque, como he dicho antes, no hay diferencia entre la responsabilidad de chico y chica en esta situación,… por lo que ninguno ha obrado mejor, ni peor, que el otro.
De todas maneras, admito que me parece bien como están enfocando el tema, y viendo que Matías no rehúye su responsabilidad y piensa en Marcela y su hijo. Y me uno a un comentario que he leído en otro sitio. Es cierto que ahora el chico no está enamorado de ella, pero ¿acaso lo que ya les une, con el tiempo no puede hacer nacer entre ellos algo más? Yo soy de las que pienso que realmente Marcela está embarazada y el bebé es de Matías. Y además hay otras muchas razones para creerlo. ¿Por qué mentir en algo que tarde o temprano se va a saber? ¿Por qué arriesgarse a recibir una paliza y el oprobio de la familia? Si es un plan orquestado con éstos ¿porque querrían “cazar” al chico precisamente ahora? ¿Por qué éste, un chico muy joven, que si bien sus padres tienen un negocio, tampoco es que sean unos ricos potentados?...
Pero me temo que esta historia, que podría ser muy bonita, sabiendo como las gastan los guionistas, no va a tener un gran recorrido y si más bien un final dramático para la familia Castañeda……..
Por cierto, no he hablado de Beatriz....

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