6 de noviembre de 2016

Mencía, una presencia efímera

Es de suponer que todo (o casi todo) lo que sucede en PV tiene una razón de ser y, aunque sea a la larga, que cabe la posibilidad se entienda el porqué. Ya que solo haciéndose esta reflexión se pueden entender algunas situaciones o detalles que parecen fuera de toda lógica, o que no acabas de comprender a qué vienen, o porqué los han puesto de manifiesto (me refiero, por ejemplo, a rasgos concretos de personas o cosas, como una cicatriz en la cara, un parche en un ojo, un coche con un faro roto…).
Ahora ha sucedido algo de ello con el asesinato de Mencía, y ya veremos en qué se concreta y si sirve de algo. Lo cierto es que ya hemos visto en infinidad de ocasiones que estos detalles o circunstancias acaban desapareciendo en un agujero oscuro, y nunca más se supo de ellos, por lo que tampoco sería sorprendente que esto se volviera a dar.
Pero hablemos de este personaje concreto: Mencía
Hace pocos días hemos sabido que han dado a la telenovela Secreto de Puente Viejo el premio Iris de la Academia por su contribución a la difusión del sector audiovisual, por su proyección internacional y por ser una cantera de estupendos actores y actrices. Pero no hay que olvidar que hay quien también llegó a la telenovela con un buen currículo a sus espaldas, algo que considero no siempre se ha valorado en su justa medida. Es lo que creo que ha sucedido con algunos actores y actrices que han pasado por PV, y en concreto con Agnés LLobet, cuyo papel en la telenovela ha sido el de protagonizar una de las tramas amorosas más rápidas que se han dado en cuanto a evolución, así como de las más cortas con respecto a su desenlace. Y que ha supuesto además que la actriz no haya tenido apenas ocasión de mostrar sus dotes interpretativas.
Admito que no acabo de entender que pretendían con su aparición y el sentido de su papel. Igual como he de decir que no es que me haya llegado a convencer como pareja de Carmelo, porque ha sido una relación tan efímera que ni siquiera hemos tenido ocasión de ver un par de escenas en las que se demostraran el amor que supuestamente había nacido y se había fortalecido entre ellos. Evidentemente aquí entra en juego mi escepticismo sobre las posibilidades de crear efectivamente un vínculo estrecho del calibre de una relación amorosa con planes de futuro incluidos, sin apenas conocer nada del otro. Quizás si existan éstas, sin embargo los fundamentos los considero demasiado frágiles como para sentar una base sólida. Aún así pienso que Carmelo y Mencía merecían la oportunidad de tener un cierto recorrido, sin obviar el hecho de que me parece muy cruel que el destino que le tienen reservado al personaje de Carmelo sea el de hacerle desaparecer trágicamente a todas las mujeres que representan algo en su vida.
Por supuesto en la vida real pueden suceder estas cosas, porque a veces la realidad supera a la ficción. Pero precisamente porque se trata de una novela y se pueden dar las licencias que se crean necesarias, pienso que no es demasiado pedir que se llegue a un equilibrio y se deje de machacar con situaciones límite. De hecho, y ya que he empezado el tema (y aunque me desvíe de la cuestión principal del comentario) aprovecho para mostrar mi queja precisamente por esto. Me da la impresión que los creadores piensan que el morbo es una buena herramienta, y que los espectadores demandan de ello. Y no creo que sea así precisamente.

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