28 de octubre de 2016

No siempre han de ganar los malos

Después de leer como se estructura una telenovela, creo que entiendo un poco más lo que es una trama de este género. Pero ello no implica necesariamente que tenga que aceptar sin cuestionar la falta de coherencia, de lógica y de continuidad de algunas de las cosas que suceden en PV  (puntualizando que desconozco si es la tónica general de todas las telenovelas.)
Ahora también sé que no es lo mismo una serie que una telenovela, y que si a la primera se le puede exigir lo anterior, para la segunda el tema es más laxo y las licencias están más a la orden del día.
Vale, es cierto que hay que partir de la base que una y otra son productos de ficción, y que por ello es una tontería perder el tiempo buscándole cinco pies al gato. Y que, por descontado, sería mucho más fácil sentarse ante la pantalla y aceptar sin más lo que echen (cosa que, por cierto, hago solo con PV, porque para lo demás mis criterios televisivos son bastante más restrictivos). Pero evidentemente si deseo seguir viendo la telenovela no me queda otra que apechugar. O apagar el aparato y buscarme otra ocupación que me aporte algo más o  me divierta,…. que la vida está suficientemente achuchada como para preocuparse por cosas que encima no llevan a ninguna parte. 
Pero sigo aquí (una es bastante masoquista). Y no puedo sustraerme a buscar más allá, quizás porque después de cinco años que llevo viendo PV, los personajes han pasado a formar parte de mi cotidianidad (algo que ya estoy empezando a valorar si no hay que ir cambiando). Y porque creo que la diferente apreciación del género en el que se sustenta PV no tiene por qué estar reñido con la lógica evolución de cualquier situación.
Quizás el tema sea que los que nos movemos en las redes sociales solemos tener más información que los personajes, y que ello implica una impaciencia que estos no viven y que llevan a otro ritmo. Con el añadido que además tendemos a trasladarles nuestras propias sensaciones y emociones, dependientes de gustos, manías y preferencias adquiridas con el paso de los años, incluso de que los actores nos caigan bien, mal o peor,….y sin tener en cuenta que cada persona (real o imaginaria) es un mundo, y reacciona de diferente manera según su criterio o decisión. Por lo que nadie puede hablar por él o ella, aunque tampoco se puede negar a nadie el derecho de opinar y pensar diferente.
Aunque en realidad la queja real no viene por esto, sino por la evolución de alguna de las tramas, que no dependen solo de la reacción de los personajes. No puede servir de excusa que cuando parece que se hayan agotado todos los recursos para algunos de éstos, encima dejándolos las más de las veces a los pies de los caballos, se opte por pasar página en falso, quedando en el aire un montón de interrogantes que suelen quedar sin respuesta indefinidamente. Igual que se empiece una línea de trama promoviendo grandes expectativas, y con el tiempo ésta se vaya diluyendo sin encontrar unos argumentos mínimamente coherentes. No creo que sea nada malo pedir precisamente esto, coherencia,...además de lógica.
Porque no me basta con que pretendan trasladarse situaciones o hechos cotidianos intentando darle a todo un aire de una cierta normalidad en los tiempos y situaciones, y añadiendo temas objeto de denuncia social para darle algo más de contenido. Pero los malos tratos, abusos, violencia verbal y de género, represión, tiranía, asesinatos, violaciones, misoginia, injusticias, machismo, mentiras,…. han llegado en PV a un punto en que esto parece ser la regla y no la excepción. Y creo que, como dice la voz popular, lo poco gusta, pero lo mucho cansa, más cuando los resultados siempre parecen estar en función de dar cobertura a la parte oscura de las personas, y son invariablemente nefastos para la parte “buena”.
Será porque soy ingenua, pero aún creo que en la vida real no siempre prevalecen los malos. ¡A veces también pierden, los pillan y les hacen pagar!

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