Alguien en un comentario decía que
tenía la sensación que, de manera gradual, estaban por la labor de ir vaciando
de contenido a la trama de La Quinta, como antes lo hicieran con la de El
Jaral. Y a día de hoy, a la vista de la situación, comparto esta sensación más
que nunca.
Primero fueron los cuadros,
objetos y muebles,….y después la armonía familiar, que se ha ido diluyendo con
la desaparición una a una de las mujeres de la casa. No hace ni dos meses que en
La Quinta aún se respiraba felicidad, y el futuro (a pesar de los problemas
económicos que arrastran injustamente desde hace tiempo) se presentaba cuando
menos esperanzador, con tres parejas felices, un bebé que alegraba la
existencia y otro en camino.
Ahora, casi tan vacía como sus
desangeladas estancias, La Quinta sobrevive apenas a los reproches,
malentendidos y sufrimiento de sus habitantes. Y no parece que en un futuro
próximo esto vaya a cambiar, si acaso a peor. Porque el panorama es
desalentador: Carmelo y Lucas viudos, y Severo llorando a su hermana y con su
esposa y su bebé nonato debatiéndose entre la vida y la muerte. Además a todo
ello hay que sumar la falta de entendimiento y el distanciamiento entre los
tres hombres, cuando en realidad va a ser ahora cuando más se necesiten
mutuamente.
¡¡Pero parece que la máxima de
que “el sufrimiento vende” funciona!! En realidad no deja de sorprenderme que a
pesar de las quejas cada vez más abundantes, del desánimo visible y creciente
en las páginas de las redes sociales, de la voluntad manifestada por muchos y
muchas de dejar de ver la telenovela por su continuada tendencia a las
desgracias, ésta no pierda fuelle y aún haya días que crezca en número de
visionados. Cosa que, por descontado, no puede menos que alegrarme, más que
nada por los actores, que merecen seguir en el candelero a pesar de unos guiones
cada vez más absurdos y repetitivos, que sin embargo ellos y ellas defienden con total
profesionalidad y acierto en casi todos los casos.
Pero volviendo a La Quinta y,
como decía antes, el que parece su camino inexorable hacia el abismo…, a menos
que suceda algo que enderece el rumbo que ha tomado esta trama.
Antes que nada he de admitir que
lo que más me revienta es ver cómo la responsable de buena parte de lo que
acontece a esta casa sigue una y otra vez volviendo a levantar cabeza,
sin perder su poder y su altanería. Como si por algún motivo fuera intocable o
estuviera blindada. Y en cambio, y aun conociendo la responsabilidad de Francisca
en casi todo lo que pasa a los habitantes de La Quinta, éstos no puedan hacer
nada para revertir su propia situación. Incluso se llega a insinuar que la
muerte de Sol pudiera tener que ver con ella indirectamente, pues el veneno
podría ir destinado a la la doña) De hecho parece como si todos los desmanes de Francisca
hubieran pasado a otra dimensión y nadie se acordara de ellos. ¿Por qué, por
ejemplo, se molestaron en dar unas características especiales al hombre que
adulteró las vacunas, si después no se ha hablado más de ello? Y esto es sólo
una de las múltiples ocasiones en las que se ha dado algo parecido, y que
después ha quedado sepultado en el baúl del olvido.
Solo queda un pequeño resquicio
para la esperanza. Aunque, en caso de que haya alguna posibilidad de que salgan
del pozo en el que están sumidos, también es de suponer que va a tener que
pasar mucho tiempo antes de que en La Quinta se pueda volver a respirar algo de
paz. Pero algún día Candela va a volver a abrir los ojos y va a traer al mundo
a su pequeña, Severo va a conseguir recuperar su imperio, Lucas se marchará a
cumplir su sueño, aunque lo haga derrotado por la muerte de su esposa, y
Carmelo puede que consiga tranquilizar algo su conciencia (aunque seguro que la
muerte de Leónidas le va a pesar toda la vida) y volver a empezar, quizás con
la ayuda de Adela.
Y a estas posibilidades me agarro
para creer que La Quinta aún puede dar momentos interesantes, que no está todo
perdido.
Y Adela puede ser un revulsivo. Una
maestra, una mujer culta, que lucha por unos ideales y que cree en el poder de la
cultura…que tiene muy claro que solo a través de llevarla a todo el mundo se
puede construir un país libre. Ella misma lo ha dicho:
“Nuestros capitostes no son tontos. Saben que un país
instruido es más difícil de someter”
Por cierto, muy interesante
descubrir esta parte de nuestra historia. Con Giner de los Ríos, creador de la Institución
Libre de Enseñanza y de las Misiones Pedagógicas, y que fue un importante
impulsor de la modernización de la enseñanza, con una visión universal del
derecho a la educación.
Recojo un fragmento que explica su
obra:
“Giner y sus seguidores, hicieron de ella (de la ILE) un
hogar de paz, pensamiento libre, nuevas ideas y respeto mutuo. Estaba destinada
a ser una de las mayores fuentes de renovación, pero sólo a través de su
ejemplo, sus logros, sus publicaciones y sus discípulos, porque decidió
rechazar el apoyo estatal y abstenerse de tomar partido en la lucha política,
aunque los maestros, familias y niños, cada uno individualmente, tenía libertad
para asociarse y ayudar a su religión, partido o doctrinas profesadas”
Lo admito. Me gusta esta línea de
trama, y por ello daré un voto de confianza a los guionistas. Porque si bien nace compleja, puede llegar a ser muy interesante. Aunque también hay que decir que la petición largamente expresada
por muchos y muchas de permitir que Carmelo tenga visibilidad propia, es un plus añadido. Como que podamos disfrutar del buen hacer de Raúl Peña, injustamente relegado en los
últimos tiempos a un papel casi invisible.
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