Normalizar,
insensibilizar,......esta es la
intención que a veces parece desprenderse de algunas tramas de la serie.
Porque en
ocasiones (entiendo que por supuestas exigencias del guion) se pasa por encima
de situaciones que en la vida real no tendrían cabida. Ni en 1923, ni ahora. Un
crimen era y es siempre un acto reprobable, por mucho que se lo quiera
disfrazar de intento de reparación. Nunca puede ser justificable tomarse la
justicia por propia mano, menos cuando se dan situaciones como las que suelen
acompañar a Francisca, que ni siquiera son justicia, sino venganza pura y dura,
o una manera expeditiva de allanarse o despejarse el camino. O como las circunstancias
que ahora acompañan a Carmelo.
La cuestión
es que éste ha matado a una persona, independientemente de que la misma sea
inocente o no. Nadie tiene derecho a arrebatar una vida, pues para ello ya
existe la justicia. Que si bien es cierto que a veces da la sensación que ésta no
siempre acierta, también es (o tendría que ser) la garante de que exista la paz
social. Y ya no entro en situaciones particulares de la judicatura, que a veces
provocan sonrojo y vergüenza ajena. Pero no se puede generalizar, y tampoco es
el tema de este comentario.
No voy a
negar que me encanta el personaje de Carmelo, sin embargo no puedo justificar
su proceder, aunque lo haya llevado a cabo cegado por el dolor. Ha cometido un
error imperdonable, y tendría que pagar por ello. También es cierto que los
remordimientos son una buena manera para reparar en parte el daño,… aunque
también me pregunto si no se hubiese apresado al verdadero culpable, si éstos
existirían. Lo que de hecho le iba a colocar a la misma altura que Francisca,
de la que ya sabemos que no tiene conciencia, lo mismo que su lacayo Mauricio.
No mejora el
relato el hecho de que se insinúe que en el pasado, y para abrirse camino en la
vida, Carmelo ya ha cometido actos de esta naturaleza. Sabemos de su dura
infancia y de que ha tenido que luchar para salir adelante, pero nunca se puede
aceptar la impunidad, una constante que ya se da en Francisca.
De todas
maneras Carmelo, a pesar de todo, también es muy diferente de ésta. Al menos el
Carmelo que nos han presentado hasta ahora. Es cierto que es duro, implacable a
veces, pero también tiene conciencia. Además lo hemos visto en infinidad de
ocasiones razonar con prudencia, mostrarse con generosidad, realzar junto con
Severo los valores de la amistad, ser solidario con los menos favorecidos, ser
cariñoso y comprensivo……… Pero a veces la gota desborda el vaso y ahora parece
que lo veremos en otra faceta, esta vez negativa. Porque además los
remordimientos le llevan a ser injusto con los suyos.
Así que
espero que, de alguna manera, tenga que redimir su execrable acto.
Aprovechando el sentido de este comentario, me gustaría abundar en lo que
decía al principio. Porque pienso que no por el hecho de que se trate de una telenovela,
tendrían que tener bula para saltarse las normas.
No pretendo
dar lecciones de moral, ni nada por el estilo. Pero sabemos de la influencia de
la televisión y que, de alguna manera, puede llegar a normalizar cosas que no
tendrían que ser admitidas. Y la impunidad, especialmente sabiendo que existen
motivos para que no sea posible, es una de ellas. Lo vemos en la vida real y lo
vemos en la ficción.
Pero lo peor
es que parece que en esto también hay diferencias: la clase social sí importa,
y en esta telenovela se hace más patente. Tanto que, a pesar de que exista una parte
importante de l@s telespectadores que se muestra fastidiada, por ejemplo, de la
actitud de Francisca y sus secuaces, también parece haber una cierta permisividad
(o quizás mejor tolerancia) para seguir aceptando sus desmanes. Como si fuera
algo que no se puede cambiar, como si no existiera otra opción.
Y siempre
existen otras opciones.
Por supuesto
ello vale para todos. Y desgraciadamente hemos visto desfilar mucho de esto por
PV.
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