24 de noviembre de 2016

La impunidad

Normalizar, insensibilizar,......esta es  la intención que a veces parece desprenderse de algunas tramas de la serie.
Porque en ocasiones (entiendo que por supuestas exigencias del guion) se pasa por encima de situaciones que en la vida real no tendrían cabida. Ni en 1923, ni ahora. Un crimen era y es siempre un acto reprobable, por mucho que se lo quiera disfrazar de intento de reparación. Nunca puede ser justificable tomarse la justicia por propia mano, menos cuando se dan situaciones como las que suelen acompañar a Francisca, que ni siquiera son justicia, sino venganza pura y dura, o una manera expeditiva de allanarse o despejarse el camino. O como las circunstancias que ahora acompañan a Carmelo.
La cuestión es que éste ha matado a una persona, independientemente de que la misma sea inocente o no. Nadie tiene derecho a arrebatar una vida, pues para ello ya existe la justicia. Que si bien es cierto que a veces da la sensación que ésta no siempre acierta, también es (o tendría que ser) la garante de que exista la paz social. Y ya no entro en situaciones particulares de la judicatura, que a veces provocan sonrojo y vergüenza ajena. Pero no se puede generalizar, y tampoco es el tema de este comentario.
No voy a negar que me encanta el personaje de Carmelo, sin embargo no puedo justificar su proceder, aunque lo haya llevado a cabo cegado por el dolor. Ha cometido un error imperdonable, y tendría que pagar por ello. También es cierto que los remordimientos son una buena manera para reparar en parte el daño,… aunque también me pregunto si no se hubiese apresado al verdadero culpable, si éstos existirían. Lo que de hecho le iba a colocar a la misma altura que Francisca, de la que ya sabemos que no tiene conciencia, lo mismo que su lacayo Mauricio.
No mejora el relato el hecho de que se insinúe que en el pasado, y para abrirse camino en la vida, Carmelo ya ha cometido actos de esta naturaleza. Sabemos de su dura infancia y de que ha tenido que luchar para salir adelante, pero nunca se puede aceptar la impunidad, una constante que ya se da en Francisca.
De todas maneras Carmelo, a pesar de todo, también es muy diferente de ésta. Al menos el Carmelo que nos han presentado hasta ahora. Es cierto que es duro, implacable a veces, pero también tiene conciencia. Además lo hemos visto en infinidad de ocasiones razonar con prudencia, mostrarse con generosidad, realzar junto con Severo los valores de la amistad, ser solidario con los menos favorecidos, ser cariñoso y comprensivo……… Pero a veces la gota desborda el vaso y ahora parece que lo veremos en otra faceta, esta vez negativa. Porque además los remordimientos le llevan a ser injusto con los suyos.
Así que espero que, de alguna manera, tenga que redimir su execrable acto.

Aprovechando el sentido de este comentario, me gustaría abundar en lo que decía al principio. Porque pienso que no por el hecho de que se trate de una telenovela, tendrían que tener bula para saltarse las normas.
No pretendo dar lecciones de moral, ni nada por el estilo. Pero sabemos de la influencia de la televisión y que, de alguna manera, puede llegar a normalizar cosas que no tendrían que ser admitidas. Y la impunidad, especialmente sabiendo que existen motivos para que no sea posible, es una de ellas. Lo vemos en la vida real y lo vemos en la ficción.
Pero lo peor es que parece que en esto también hay diferencias: la clase social sí importa, y en esta telenovela se hace más patente. Tanto que, a pesar de que exista una parte importante de l@s telespectadores que se muestra fastidiada, por ejemplo, de la actitud de Francisca y sus secuaces, también parece haber una cierta permisividad (o quizás mejor tolerancia) para seguir aceptando sus desmanes. Como si fuera algo que no se puede cambiar, como si no existiera otra opción.
Y siempre existen otras opciones.
Por supuesto ello vale para todos. Y desgraciadamente hemos visto desfilar mucho de esto por PV.

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