En estos días se está hablando mucho sobre la nueva trama de Los Manantiales.
Y es cierto que ésta parece que ha levantado muchas expectativas, que espero fervientemente
que no se vean defraudadas. Aunque también es verdad que quizás nos pueda la
impaciencia y no sepamos aceptar que las cosas requieren un cierto tiempo para
desarrollarse. Por supuesto puedo entender que en una ficción no es necesario
recurrir a esto, y que compete al libre albedrío de los guionistas que las
cosas sucedan con mayor o menor premura. Sin embargo, y teniendo en cuenta los
antecedentes en la misma serie, podemos recordar que por ejemplo la historia de
Martín y María no tuvo un final feliz hasta transcurrido al menos un año y
medio. Por supuesto no pretendo decir que haya que esperar tanto, tensando al máximo
la cuerda de la paciencia de los espectadores, pero ahora mismo creo que la
secuencia de la trama de Los Manantiales se está desarrollando en su justa tempo.
Queremos ver escenas románticas pero, si se quiere seguir un orden
natural, considero que el ritmo impreso es el correcto. De hecho creo que si
fuera la vida real, la convivencia con Hernando ahora sería poco menos que
insoportable, pero hay que tener en cuenta que Camila no puede abandonarle sin exponerse a ser acusada de un delito. Ya sabemos que en aquellos tiempos las mujeres no tenían
ningún derecho, aunque Camila sea mucha mujer, y no sea ni sumisa, ni callada, como quizás esperaba Hernando. Que a tenor de lo visto, se tomó su matrimonio
como una simple transacción. Sus diversos comentarios demuestran que no
esperaba de su enlace con una mujer desconocida establecer nada más que el
estatus de hombre casado, sin ir más allá. Pero las cosas es claro que se han
torcido.
¿Sentimientos que podrían albergar los dos personajes? En este momento
no creo que Camila esté enamorada de su esposo, no al menos en el sentido de no
poder vivir sin él. Éste no le ha dejado ver más que en un par de ocasiones que
no siempre es el hombre que pretende ser, pero hay un dicho que proclama que “una
flor no hace primavera” y hasta el
momento las “flores” han sido más bien escasas. Está junto a él porque cree que
es lo correcto y su deber, y además porfía por acercarse a él a pesar de sus
continuos desplantes, pero ahora mismo poco sabe del verdadero Hernando como
para imaginarse una vida de felicidad con él. Porque al fin y al cabo esto es
el amor ¿no?
Sinceramente ¿alguien podría plantearse una vida al lado de un hombre
huraño y, hasta que no demuestre lo contrario, vengativo y sin escrúpulos? (no
hay que olvidar que sólo l@s espectadores hemos visto otras facetas del
personaje). Es verdad que el corazón no atiende a razones y que a veces es
posible tener sentimientos que se pueden antojar irracionales, pero son casos
puntuales. El amor se alimenta de conocimiento del otro, de empatía,… de muchas
cosas que ahora mismo no existen entre Hernando y Camila que, a pesar de ser un
matrimonio, siguen siendo dos desconocidos el uno para el otro.
Bueno, quizás esta última afirmación no sea del todo correcta. Porque
Hernando si ha podido apreciar la naturaleza de su esposa y es evidente que a
él si le ha llegado más profundamente. Sería una persona muy insensible (y
sabemos que no lo es) si no supiera ver la persona que hay en Camila. Es más,
creo que de alguna manera incluso se siente orgulloso de ella al descubrir a
una auténtica guerrera, que no se deja intimidar. Pero lo que sea que le impide
dejar aflorar sus verdaderos sentimientos, hace difícil que se pueda acercar a
ella. Conjeturo (aviso que es algo que no suele coincidir con el resultado
final) que debe tratarse del temor a volver a sufrir lo mismo que algo que le
sucedió en el pasado. Si es así, y hasta que sepa ver que la vida da segundas
oportunidades que no pueden dejarse escapar, no podrá mirar de frente a su
futuro. Y a Camila.
Totalmente de acuerdo con tú artículo.A mí personalmente, si me gustan las historias cocidas a fuego lento (tipo la de Candela y Severo).Aunque sí estoy deseando ver más desarrollada la historia de Hernando y Camila, y ver sus respectivos pasados (que se antojan jugosos) ;).
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