9 de mayo de 2018

Adela, la salvadora


Soy consciente que Adela no es santo de devoción de mucha gente que sigue la telenovela, más cuando en los últimos tiempos la están reduciendo al antipático papel de “salvadora” del prójimo. Alguien que, en cierto modo, hace la competencia a Dolores,… aunque aparentemente solo con el ánimo de ayudar, no de cotillear. Pero a veces esto solo puede ser una cuestión de matiz, y la línea entre una cosa y la otra puede ser muy fina. Especialmente ahora cuando la tenemos enfrascada en el tema de Severo, decidida a arreglarle la vida, además de hacer lo posible para empujarle a una relación a la que éste se resiste,…. algo para lo que cuenta incluso con la complicidad de Carmelo.
El caso es que Adela, al igual que otros personajes, considero que ha sido objeto del nefasto desarrollo por parte de los guionistas de una personalidad que podría haber dado mucho más de sí.
La idea inicial, en mi opinión, era buena: una mujer adelantada a su tiempo, con ideas revolucionarias y con la intención de poner su granito de arena para cambiar la sociedad y hacerla más justa e igualitaria. La idea que compartía con su primer esposo de un proyecto educativo avanzado, la situaba en una buena línea de partida,….. que se truncó con la muerte de éste y el hecho de ser expulsada de su casa con su hijo, además de quedar sin recursos económicos.
Pero el hecho de que Carmelo la “adoptara” no tenía que cambiar necesariamente nada de su personalidad.
Corroído éste por los remordimientos, sabiendo además que había asesinado a un inocente (lo que, por supuesto, tampoco es justificación, porque siempre es asesinato) es lógico que Carmelo quisiera resarcir en lo que pudiera el daño causado. Otra cosa son los acontecimientos posteriores, que se fueron desarrollando con una cierta coherencia hasta que los guionistas decidieron tirar por el camino más corto: una relación que a priori parecía imposible, convertida al final en un matrimonio.
Obvio decir que en medio hay muchas cosas que no cuadran: la rápida asunción por parte de Carmelo de su viudedad y el hecho de que en un abrir y cerrar de ojos se prendara hasta las trancas de otra mujer. Una situación parecida por parte de Adela, que encima, y sabiendo que Carmelo era quién había acabado con la vida de su esposo dejándola totalmente desamparada, acabó casándose con él por amor. Aunque sin embargo, y a pesar de las prisas y de ser bastante complejo entender cómo llegaron a esta situación, también hay que decir que al menos Carmelo había aceptado la posibilidad de tener que renunciar a ella, incluso que ésta le denunciara a las autoridades.
Pero dejando aparte toda esta historia, nada implica que Adela tuviese también que renunciar a sus sueños, más cuando Carmelo es un personaje que (salvando este hecho censurable), siempre se ha mostrado como alguieb de mente abierta y sin problemas para apoyar causas que pueden ayudar a la gente, más si la iniciativa parte de su propia esposa. Sin embargo parece que una vez casados, todo ello para Adela ha acabado formando parte del pasado.
Una vez la vimos arengar a las mujeres a salir de su casa y decidir por sí mismas, lo cual daba una ligera esperanza de novedad. Claro que buena parte de las mujeres de Puente Viejo no son ni sumisas, ni les faltan agallas, pero alguien que hablase por ellas y pusiera en el candelero algo que nadie se atrevía en aquellos tiempos ni siquiera a mencionar, era algo bueno. Sin embargo pronto el personaje se fue diluyendo, pasando a normalizarse tanto, a mimetizarse con el resto, que ya no queda nada de todo aquello. Si, Adela es la maestra y una concejal (cosa que era totalmente novedoso en aquella época), pero esto no es un plus sino simplemente una condición, y su papel es simplemente de relleno en las tramas, de consejera de propios y extraños,.... pero sin más sustancia.
Y un personaje que podría haber sido un ejemplo, ha pasado a ser una más. Incluso ganándose antipatías entre l@s seguidores de la telenovela por meterse (aunque sea con buena voluntad) en todos los fregados.

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