Evidentemente
la manera de ser y de pensar de cada uno es fundamental para entender un
determinado tema. Por ello puedo aceptar que haya gente que lea esto y no esté
de acuerdo en nada, lo éste en algo o que comparta conmigo totalmente esta reflexión.
Porque de todo hay en este mundo y, por descontado, respeto todas las opiniones.
En los
últimos días se han escrito líneas y líneas de opiniones sobre Beatriz, Matías
y Marcela, e incluso yo misma he sacado el tema en este mismo blog. Aunque la mayor
parte estén centradas básicamente en las chicas, ya que lo de Matías lo
considero mucho más sencillo: ha cometido un error y está dispuesto a asumir
las consecuencias, aunque ello le comporte pasar por un mal trago primero, y
después cargar con una responsabilidad para el resto de su vida. Pero aún con estas
premisas nada halagüeñas, nada hace suponer que esto no pueda ser el comienzo
de algo, en vez del final de todo. La vida se encarga de poner las cosas en su
sitio, y lo que un día puede parecer negro, al siguiente puede adquirir otro
color, que la situación a la que a priori se enfrenta Matías no pueda incluso
llegar a ser algo bueno. Todos hemos visto que al chico tampoco le cuesta tanto
mudar de parecer con respecto a sus sentimientos, porque hubo un día en que Prado fue el amor de su vida y al
siguiente ya se iba con Rafaela. Y cuando esto se terminó tampoco no tardó tanto
en encontrar con quién sustituirlas en su corazón, así que es evidente que para
él no es tan complicado romper los lazos y crear otros.
No menos se
puede decir de Beatriz, que no dudó en sustituir a Matías cuando creyó que sus
sentimientos hacia Damián eran más poderosos que lo que podía sentir por el
chico que ahora parece que acapara toda su existencia. ¿Acaso esto no tiene
aspecto de volubilidad?
Lo que me
hace considerar que, al menos en ese caso, hablar de un amor que está por
encima de todas las cosas y es para siempre, es como mínimo precipitarse. Bueno
admito que soy muy escéptica en este tema y que no creo en ello, ni en la
ficción, ni en la vida real, porque pienso que incluso el amor puede acabarse. Y
a los diecisiete-diecinueve años, cuando aun prácticamente no has empezado a
vivir, me parece que poc@s tienen una idea muy clara de que lo que significan las
palabras “para toda la vida” o “el amor de mi vida”. Por descontado habrá quien
haya conocido a esta edad (o antes) a quien considera su media naranja, y que la
relación se haya consolidado,… siempre con más o menos intensidad según la
manera de ser de cada uno o una, y de cómo hayan evolucionado las cosas en la
pareja. Pero soy de las que piensan que un sentimiento de este calibre no puede
crear sus bases en idealizaciones, ni en la idea romántica surgida de las
novelas, sinó más bien en los sentimientos forjados a fuego lento y en base al
conocimiento, la confianza, la aceptación del otro, lo que en conjunto crea
unos cimientos más estables que los que simplemente puedan derivarse del
acercamiento a la persona que pase en este momento por tu vida.
Por lo que
oírle a Beatriz decir a Matías “yo soy el amor de tu vida y si te casas con
otra vas a ser desgraciado” me parece cuando menos una afirmación rayana en lo
pedante, aunque por supuesto es posible que ella crea que realmente es así. (Lo
siento, pero esta es la sensación que me produce). Pero nadie puede saber lo
que es mejor para el otro, ni nadie puede intentar coartar la libertad de
decidir de otro,…. aunque piense que es un error. Porque tampoco puede tener la
certeza de que vaya a suceder esto.
Por
descontado una unión entre dos adolescentes tan jóvenes no es algo que
considere una buena opción, aunque en este caso las circunstancias manden
(supuestamente). Pero la responsabilidad ha de asumirse cuanto toca y no tiene
edad. Así que pedirle a Matías que la eluda, ni que sea a medias, es
precisamente esto, una irresponsabilidad o una falta de madurez. Por cierto, no
hace mucho alguien recordaba las palabras de Nicolás empujando a su joven
sobrino a pedir matrimonio a Beatriz. ¿Por qué ahora se ha de pensar que Beatriz
es mejor que Marcela y vaya a ser mejor compañera, vistas las premisas
anteriores? ¿Acaso el supuesto amor hace más maduras a las personas para
adquirir un compromiso de por vida?
Y además
¿alguien piensa en Marcela y en cómo ha de afrontar la vida si Matías
finalmente desiste de unirse a ella? ¿Qué futuro le espera como madre soltera
(siempre en el supuesto que esté embarazada? Y si no lo está ¿igualmente que
futuro le espera, “manchada” de por vida por haberse liado con un hombre?
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