6 de diciembre de 2015

Un Sol que se apaga

Una se pregunta ¿en qué momento se decidió que la mujer era inferior al hombre, que había de estar sometida a su voluntad? ¿Quién y cuando llegó a la conclusión de que las mujeres queremos ser princesas?
Sorprende descubrir hechos como que en el concilio de Nicea, en el año 325, se llegó plantear la cuestión de si las mujeres tenían alma o no, y sólo por dos votos se resolvió a favor.  O que aún avanzado el siglo XX había quien sostenía que el hombre era superior a la mujer tanto física como intelectualmente. Aunque ya antes el derecho romano había definido a las mujeres como el “fragilitas sexus” (sexo frágil), lo que en cierta manera puede ser el inicio de la idea de que la mujer necesita de alguien que cuide o vele por ella, Y que, generalmente, este alguien debe ser del género masculino.
Aunque una de los mejores compendios de este pensamiento llegó de la mano de un teólogo, Santo Tomás de Aquino, que en el siglo XIII sistematizó la idea general sobre la mujer, y que la Iglesia Católica se ocupó de seguir manteniendo vigente hasta fechas bien recientes. Aunque el hecho de que sea una institución en buen grado misógina, donde las mujeres solo tienen un papel bastante residual, puede explicar en buena parte todo esto. (Un resumen en: http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/72697-santo-tomas-mujeres-sexo/. Y un aviso para navegantes: el enlace anterior en algún caso puede provocar un serio ataque de hilaridad).  También un inciso importante: aunque en este caso lo haya limitado a la religión católica, las otras confesiones, con diferentes matices, también han hecho uso de argumentos parecidos. Y desgraciadamente aún siguen haciéndolo, porque la religión ha llegado a jugar un papel importante en la sociedad, ha influido en los gobiernos y, aun hoy en algunos países las leyes funcionan a su dictado.
Afortunadamente y de manera progresiva, la situación de la mujer en la sociedad ha ido cambiando, pero que aún siga presente en nuestros días parte de esta manera de entender el género femenino es cuando menos preocupante. Y hay muchos factores que han conseguido perpetuarlo, entre ellos y aunque duela reconocerlo, pero sin pretender generalizar, las mismas mujeres es posible que tengamos parte de culpa. Porque hemos caído en la trampa, unas veces utilizando la supuesta fragilidad para nuestros fines, pero otras dejando que esta actitud se instale en nuestras vidas, aceptando roles establecidos.

Pero como el objetivo de este blog no es hacer comentarios sesudos (que, por otra parte tampoco me creo capacitada de hacer), y aunque no voy a negarme el derecho a incursionar en temas que las mismas tramas me sugieren, voy a intentar comentar lo que me ha llevado hasta aquí: la trama de Sol y el chulo.
Es cierto que nos presentan a una chica de carácter fuerte, que ha tenido una vida dura y que se ha visto obligada a valerse por sí misma. O no. Porque esta afirmación se puede cuestionar cuando la mayor parte de su vida ha sido de dependencia, aunque también hay que decir que no voluntaria, si no forzada por las circunstancias. Y probablemente habría seguido siendo así de no haber sido arrancada de ello también por la fuerza, aunque por supuesto con fines muy distintos de los que la habían retenido hasta el momento.
Pero el caso es que ha pasado a depender de otros hombres. Sin embargo hay una diferencia sustancial porque, hasta la llegada de Eliseo, ninguno de ellos, los que ahora están a su lado, ha dado muestras de intentar coartarle su libre albedrío, su libertad, su independencia,…., lo que unido a su actual solvencia económica la sitúa en una posición que le permitiría no tener que depender de nadie.
Pero con las leyes hechas por hombres para los hombres, se ha topado. Leyes injustas, que colocaban a la mujer en una situación de total vulnerabilidad.
Y es cuando tod@s hemos acudido en tropel a dar nuestra opinión sobre la actitud que tendría que tomar Sol en su actual situación, cuando se hace patente que no es fácil ser consecuente con la mentalidad de 1922 y mirarlo desde esta perspectiva. El divorcio no existía y la mujer estaba sometida a los deseos del esposo. Una vez unidos por el vínculo del matrimonio el marido se convertía en el dueño y señor, y la mujer no podía objetar nada. Pero Sol no es el prototipo de mujer sumisa, tiene un carácter fuerte y difícil de doblegar, y probablemente esto es lo que se esperaba de ella. Por lo que es difícil de entender (salvo si se concluye que conviene a los responsables de la serie que la pareja Lucas y Sol pase por situaciones límite, y así no caer en la monotonía) que la chica se deje amedrentar y además sea incapaz de confiarse con nadie. Eliseo no tiene tanto poder, es un hombre al que pretenden mostrar con mucha capacidad de hacer daño, pero que una se pregunta cómo puede conseguir sus propósitos si está solo. De hecho, con sólo levantar un dedo, Severo y Carmelo se lo iban a cepillar sin problemas, por lo que la actitud de Sol cuando menos es bastante irracional. Poniendo a todos en alerta, ¿que podría hacer Eliseo? Y especialmente ¿no es ser muy necio que, pudiendo evitarlo, alguien permita que un indeseable le destroce la vida, arruine su futuro, y de rebote haga lo mismo a otros? 

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