Siguiendo un
poco más en la línea de mi anterior comentario en este blog, me gustaría entrar
un poco más a fondo en el tema de las relaciones en Puente Viejo, pero diferenciando
términos.
Porque, como
bien comentaba alguien, no todo tiene que ver con el romanticismo tal como se
entiende habitualmente, ya que considero que la palabra puede tener más
acepciones. Cierto que la idea más extendida es la del amor romántico entre una
pareja, pero a veces la atmósfera creada también puede llevar a sentir algo de
esto y no tiene que ser necesariamente a través de una relación cuyo único (e
importante) lazo es el de estar enamorado del otr@. El ejemplo más
significativo de lo que digo, y el que también empleaba la persona mencionada
anteriormente, fue el que Tristán y Martín llevaron a la pantalla con una
química innegable, a través de una relación paterno-filial preciosa, que nos
dejó unas escenas inolvidables.
Pero estas
situaciones suelen ser contadas, y la que predomina es la que tiene que ver con
las relaciones de pareja, ya que entiendo que es lo que realmente trae seguimiento,
lo que probablemente demanda la audiencia.
Otra cosa es
que estas relaciones se vean con los mismos ojos para todo el mundo. A lo largo
de toda la telenovela las diferentes parejas han tenido sus seguidores y
detractores, se han creado grupos de seguimiento para casi cada una de ellas, ha
existido controversia, e incluso debates encendidos, sobre la visión que se tiene
de las mismas y que no siempre coincide con los gustos de la otra parte. Y claro,
como no podría ser de otra manera ya que es un tema que entra de lleno en el de
las simpatías personales y creencias, cada una de las tendencias considera que
su pareja o personaje favorito es el mejor. Incluso los mismos guionistas dejan
entrever cuáles son sus simpatías, algo fácilmente reconocible con solo pasarse
por su muro. Pero en todo caso es algo que no puede ser discutido, porque el
respeto a los demás pasa por la aceptación de lo que cree el otro,….aunque no
sea ni mínimamente compartido.
Y llegados a
este punto, quería también dar mi visión (por supuesto profana y lejos de
intentar sentar cátedra), de cómo considero han de ser las relaciones
románticas de pareja en la telenovela. Relaciones que últimamente me da la
impresión que no están muy bien trabajadas, y que cuesta aceptar como creíbles.
El ejemplo actual: el de Saúl y Julieta.
Claro que
existe el amor a primera vista y que puede ser el principio de una relación
fructífera, pero también hay que fundamentarlo con cimientos sólidos, con algo
más que la insistencia de los guiones en la idea de fondo. No se puede creer en
algo que apenas se ha visto, y mucho menos se ha trabajado, más bien al
contrario. Porque los obstáculos creados han dejado patente que la solidez de
los sentimientos no puede ser tanta cuando los personajes implicados renuncian
tan fácilmente. Y ya no entro en la misma personalidad
cambiante de los personajes, que sería objeto de otro comentario.
Cierto que el
leitmotiv de una telenovela que se precie son los amores a priori imposibles, y
que por lo tanto una relación no puede ser fácil, ya que de resolverse de
manera inmediata podría perder interés. Aunque por descontado no del todo, ya que pueden
seguir dándose situaciones de tensión, pero la lucha en este caso ya no sería
por estar juntos. Aunque tampoco quiero decir que para que funcione tengan que
alargarlo hasta extremos inaguantables.
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