Solo en
contadas ocasiones los personajes que abandonan la serie han conseguido salir
de la misma por la puerta grande. De hecho una buena parte lo han hecho con los
pies por delante, algo que solo puedo entender si de lo que se trata es de
cerrar una trama de manera definitiva,….. a pesar de que existan multitud de
soluciones menos cruentas. Sin olvidar que también hay algunas de estas
historias que se han cerrado en falso, dejando a los telespectadores con una
incógnita que presumiblemente jamás va a ser resuelta (la más flagrante, el
destino del cuerpo de Pepa,…… aunque sea solo uno de un largo reguero de temas inacabados).
Pero hay algo
más discutible, y que es recurrente: antes de desaparecer, y con casi toda
probabilidad, estos personajes, y l@s telespectadores, vamos a ser testigos de cómo
su imagen experimenta una decadencia (por llamarlo de manera benévola, aunque
la palabra sería más bien destrozo). Bien sea dejándolos relegados/as en las
tramas, o por un cambio de personalidad que hace que las/os espectadores los
cuestionen y pasen a ser blanco de críticas negativas.
Y la primera
idea que se te ocurre al respecto es descabellada y probablemente injusta: una
venganza soterrada de la producción por estropear la planificación (siempre que
el actor o actriz decida de manera unilateral abandonar la serie). Y sé que
decir esto puede llevar a malentendidos, pero estoy convencida que muchos y
muchas lo han pensado.
De todas
maneras es complicado encontrar una explicación a la normal coincidencia de
estas dos cosas: la marcha y anterior caída en desgracia de un personaje.
Evidentemente
se puede entender que haya que darle tramas, y que no todo puede ser un camino
de rosas en el desarrollo de las mismas. Además ya sabemos que “la felicidad no
vende” (palabras de una guionista) pero, a la vista de las audiencias actuales, la infelicidad y el mal rollo acaba pasando factura también. Y un término medio no
estaría mal, para variar.
Sin embargo
lo peor es cuando acaban dotando al personaje de una personalidad totalmente
distinta a la de su puesta en escena inicial. En este caso voy a referirme especialmente
a Hernando, en quien estaban depositadas muchas expectativas por el
planteamiento de su personaje, pero que a medida que han ido pasando los
capítulos ha ido derivando en algo muy diferente.
Llegados a
este punto quizás haya quien diga que si se crearon expectativas la culpa es de
los espectadores, pero creo que nada más lejos de la realidad. Se vendió un producto a bombo y platillo, pero
lo han acabado destrozando con tramas absurdas, con un vuelco en la manera de
ser del personaje que ha terminado haciéndolo casi irreconocible. Por supuesto las
personas cambian y es posible que las circunstancias también lo determinen,
pero lo que siente y cree una persona, como ha modelado su personalidad, no
cambia tan fácilmente. Y no se puede pasar de ser alguien con un carácter
fuerte y dispuesto a hacer frente al mundo, a otra persona incapaz de razonar
con claridad y moviéndose a impulsos. Vale que puede que siga conservando una
manera de ser que le ha llevado a creer que no necesita a nadie para salir
adelante,... pero nadie es una isla. Y menos ahora, cuando Hernando tiene una familia que
sacar adelante y de la que dependen sus decisiones.
Y hay otro tema
en esta historia: su relación con Camila.
Otra cosa que
nos vendieron era la de una historia de amor, pero ha acabado siendo una
historia sin más, en la que los desencuentros ganan por goleada a los momentos
dulces. Por descontado no estoy pidiendo unas escenas acarameladas por sistema, ni
siquiera que sea todo fácil, porque seguramente acabaríamos
cansad@s también de ello, si no una tregua y algo más de felicidad. Que la vida
está lo suficientemente achuchada como para encima sentarse ante el televisor y
ver más de lo mismo. No se trata de huir de la realidad, solo de dejarla
aparcada un rato,……que es lo que se supone ha de hacer una serie de
entretenimiento.
Por supuesto, aunque el comentario sea sobre Los Manantiales, lo hago extensible al conjunto de la telenovela.
yo tendrìa mucho que decir, pero estoy molesta con las diferentes tramas de PV. Hay demasiados absurdos, muchos rellenos (los Mirañar por ejemplo) medio capìtulo se desarrolla con ellos, los malos tratos de Francisca son muchos, exagerados y contra muchas personas. Bueno, es tanto que harìa un libro. Sigo vièndola porque tengo la costumbre de que novela que comienzo, novela que termino, pero estoy segura de que no terminarà a mi gusto.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con su comentario, el cambio que le dieron a los manantiales es horrible, Hernando paso de ser un exitoso terrateniente a uno re pusilánime que no sale de un estudio, que se aguanta a una mujer, que lo engaña en todo,que nunca actúa como la mujer, de él, por que ni se tocan, ella lo ve y siempre parece que tuviera cólicos, en cambio ve a Nicolás y se desvive, ahora hasta le dice que con él se siente protegida, y este Nicolás también está a punto de traicionar a Hernando enamorándose la mujer, la hija se volvió una cualquiera, ya parece que hasta al nuevo vendedor, que es casado, también le va a coquetear, en fin, este personaje se volvió, pusilánime, fracasado, cornudo y simplón.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con tus comentarios sobre Hernando. Es una lástima que un personaje que prometía mucho, lo hayan convertido en un ser "sin sustancia". Además, ¿no era un poderoso terrateniente, con distintos negocios? ¿a qué viene que por lo que ocurrió con Damián se haya arruinado hasta pedir dinero a ususreros? nada tiene sentido. Yo quiero que nos devuelvan a "nuestro" Hernando del principio..... Y por otro lado, quería comentar que estoy hasta el gorro que cada capítulo, últimamente, esté lleno de flashbacks, no son necesarios y parece que buscan rellenar porque no tienen más de dónde tirar. En fin, que la novela que tanto nos ha gustado siempre está ahora en horas bajas y eso se refleja en la baja audiencia de los últimos meses.
ResponderEliminarSaludos,
MUGUET.