“Los que carecemos de naturaleza
criminal tenemos ciertos escrúpulos”
No es nada sorprendente en esta
telenovela que un personaje con una buena valoración por su manera de hacer y/o
comportarse, llegue un momento en que, motivado por las circunstancias, acabe descendiendo
a los infiernos. Bien sea por situaciones de obnubilación provocadas por sufrimiento,
ira, seducción, manipulación, o por
desesperación, desesperanza, impotencia,…… cosas que pueden llegar a hacer sucumbir
a la persona más fuerte emocionalmente.
Como tampoco es sorprendente que la mayor
causa de ello sean personas con mentes retorcidas o criminales, que además
suelen conseguir sus propósitos. Incluso en algún caso puede suceder que les/as
doten de un poder casi omnímodo para someter a las personas, y que gocen al
mismo tiempo de una impunidad casi absoluta.
Por supuesto ello no es exclusivo de
la ficción y puede suceder de la misma manera en la vida real, aunque ahora la
sociedad tiene más mecanismos para atajarlo…, que también es cierto que a veces
no funcionan con la debida premura o efectividad. En 1924 las circunstancias
eran distintas y el poder de los caciques rurales muy arraigado, a pesar de la
voluntad de la dictadura de hacerlos desaparecer. Pero ya sabemos que el poder también
se puede comprar, y siempre hay quién está dispuesto a dejarse.
Sin embargo siempre existe además la
posibilidad de que algo o alguien cambie la situación, empezando por la misma
persona sometida y su voluntad de librarse del yugo. Aunque en última instancia,
y si se cree en el destino, se puede esperar que éste ponga las cosas en su
lugar,….. pero en algunas ocasiones llega demasiado tarde. Así que quizás haya
que forzarlo para que pase.
Ahora es el turno de Carmelo para
caer en esta situación extrema. De hecho, en este momento se ha llegado tan
lejos con este personaje, que incluso se hace difícil ver la posibilidad que pueda
recobrar algún día una cierta normalidad. Porque a cada paso va cayendo más y
más en una espiral endemoniada, y cada vez está más a merced de Garrigues. Ser
la mano ejecutora (aunque sea llevado por la presión y el chantaje) puede acabar
siendo su perdición, a menos de que antes de que su situación se convierta en
un camino sin retorno, él mismo se rebele contra el destino que le han escrito,
o suceda algo como un golpe de suerte, o el ex-intendente cometa un error. O
todo a la vez. Porque “errare humanum est”. Y aunque Garrigues de humano solo
tenga el género, no es omnipotente y puede equivocarse, quizás confiado en su
superioridad, o quizás subestimando a Carmelo y su aguante. Incluso desmereciendo
su sagacidad, que ahora parece aletargada o directamente apresada por las
circunstancias.
De hecho hay otra posibilidad no
descartable y es que Severo acuda en ayuda de su amigo. Pero para que existan
posibilidades de éxito, tendría que conjurarse todo lo anterior y demás cosas.
Algo que no es imposible, especialmente teniendo en cuenta que hablamos de una
ficción y nada impide que se den las licencias que haga falta. Lo hemos visto
antes, y seguro que va a seguir sucediendo.
Y mientras……dicen que no hay mal que
por bien no venga.
Todo esto ha servido para poner en
primera línea a Raúl Peña, que a pesar de haber tenido siempre un papel
destacado en la trama de Miel Amarga, ahora puede lucir mucho más su buen hacer
profesional dando vida a un hombre atormentado, víctima de sus impulsos y, ¿porque
no decirlo?, de su momentánea ingenuidad.
Estos días Raúl nos está dejando unas
escenas cargadas de fuertes emociones que defiende con una total credibilidad y
que dejan en más de una ocasión el corazón encogido, a pesar de tratarse de una
ficción. Lo que contribuye a dar aún mayor mérito a su trabajo.
Por cierto, escenas en las que
también juega un papel importante Adela/ Ruth, con la que conforman una magnífica
pareja que, estoy segura, va a dar mucho que hablar. Porque ella también
representa al tipo de mujer de las que marcaron época en su día, algo que es de
agradecer en un mundo marcado por la hegemonía de los hombres.
Aunque los de PV sean también de otra
dimensión, adelantados a su tiempo.
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