La
palabra psicópata seguramente trae para la mayoría la imagen de una/un individuo siniestro
y violento.
De
hecho la definición que se hace de este tipo de persona es la de alguien a
quien le falta capacidad para ponerse en el lugar de los demás, no sintiendo
emociones hacia las personas que le rodean. Son sujetos que no tienen
remordimientos, y que hacer daño a otros, de la manera que sea, no les genera
ningún problema de conciencia. Pero que no necesariamente han que tener el
aspecto diabólico de Freddy Krueger, si no que pueden esconder su condición
bajo una apariencia amable, incluso seductora,
adaptándose como camaleones a la situación que les conviene para sus intereses.
Admito que Elías al principio consiguió engañarme. Nada que sospechar de
un hombre que se mostraba encantador con Beatriz y que consiguió ganarse su
confianza y la de Camila. Un hombre que, arriesgándose a perder su trabajo,
ayudó a Carmelo a buscar agua y lo hizo sin esperar una recompensa por ello
(bueno, quizás el agradecimiento, aunque nunca llegó a utilizar esta baza). Y que
sólo cuando empezó a dejar que sus bajos instintos tomaran el mando, dejó asomar
sus verdaderas intenciones.
No
voy a adentrarme en disquisiciones psicológicas porque confieso mi total
ignorancia sobre el tema, así que mi comentario solo puede ir en la dirección
de lo que me dictaba la visión de la situación y el cambio brutal de este
personaje, dejando asomar la que parecía su verdadera personalidad: una persona
desquiciada, que no distinguía la realidad de sus deseos, y que además era
capaz de justificar sus acciones violentas sin mostrar el más mínimo
arrepentimiento.
No
es el primero que irrumpe con estas características en la serie: ha habido otras
y otros con igual sed de mal. Incluso Francisca entraría dentro de esta definición,
aunque lo suyo es difícil de cualificar cuando a veces aparece como por ensalmo
otra persona que parece que incluso tenga sentimientos. Una visión que, por
cierto, suele ser fugaz, para reaparecer en su lugar la misma Francisca de
siempre, despiadada y rencorosa.
Pero
hablaba de Elías, un personaje que ha tenido un final abrupto, incapaz de
asumir un error. O quizás por la cobardía de saberse perdido sin remedio.
Sin
embargo lo que me desconcierta más de esta historia es precisamente que la
hayan finiquitado tan rápido y sin sacarle más rendimiento (que considero que
lo tenía). Y además que hayan acabado con el personaje, y por ende con el
trabajo de un estupendo actor como Jaime Llorente, casi por la puerta de atrás
y sin posibilidad de retorno.
Cierto
que también hemos asistido al cambio gradual de personalidad del químico, y hemos
visto su verdadera apariencia, pero una vez puesta al descubierto para todos (y
no solo para los espectadores) pienso que no han permitido que desarrollara todo el potencial.
¡¡Y a otra cosa mariposa!!
Mientras
la trama de La Quinta se ha convertido en una historia interminable y sin apenas
sustancia, provocando que seis personajes dejen de provocar interés por lo
repetitivo de sus escenas (salvo a las y los que nos mantenemos fieles a esta
trama), hemos de asistir casi atónitos al final de una figura que si había
conseguido despertar, aunque fuera sentimientos encontrados, y en consecuencia
hacer correr ríos de tinta. Un personaje del que seguramente nadie esperaba un
desenlace tan rápido, y además sin luz ni taquígrafos.
Pero
supongo que tendremos que acostumbrarnos a esta nueva manera de entender la
serie. O apagar y buscar otras distracciones.
l'hanno fatto uscire in modo assurdo e affrettato. Credo che avrebbe potuto dare ancora molto alla trama
ResponderEliminarO quizás no se haya ido... pues no hay mensaje de despedida.
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