16 de enero de 2018

La audiencia

Cuidado, que no es que me considere más lúcida que nadie, ni que sea mejor, ni que piense que tengo la razón.
Pero cada vez que levanto la vista creo que doy un paso atrás en el  conocimiento que creía tener del alma humana, por lo que a estas alturas ya no tendrían que sorprenderme algunas actitudes y cosas. Que, sin embargo, sigo sin entender, ni compartir.
Soy curiosa, pero solo de las cosas que creo me pueden aportar algo,…. lo demás me tiene sin cuidado. No podría mirar un programa como Sálvame o sucedáneos, porque saber de la vida privada de una persona no me aporta nada, ni creo que tenga necesidad de conocerlo. Pero mi respeto a la voluntad de cada persona está por encima de esto, por lo que no estoy en condición de censurar que haya quién disfrute con ello, aunque no lo comprenda.
Pero voy a donde quería llegar, ciñéndome en particular a El Secreto de Puente Viejo.
Hay que reconocer que l@s que tienen la responsabilidad de los contenidos de este producto parece que conocen bien las preferencias de la gente, y lo que atrae hacia la pantalla. Porque a pesar de que las opiniones críticas vertidas en las redes sociales pueden ser un buen termómetro, a la vista de los resultados es bien claro que solo se pueden considerar como algo accesorio y para nada representativo de la gran mayoría.
De hecho, el que se lleve tanto tiempo protestando en las redes por unas tramas repetitivas que solo escenifican el sufrimiento como recurso, que no ejemplifican el castigo a los delitos, que alimentan el morbo, que se destroza o prescinde de personajes o tramas enteras en base a criterios difíciles de entender,…parece que incluso ha provocado el efecto contrario a lo que se supone sería el resultado lógico de un descontento. Porque a pesar de que much@s dicen que no les gusta lo que ven, algo sigue atrayendo a centenares de personas que se sientan delante del televisor para asistir a este desaguisado día tras día.
¿Por qué? Desconozco la respuesta.
Y, en vista del resultado, no es muy probable que algún día llegue a considerarse por parte de los responsables la necesidad de cambiar algo (¿para que hacerlo si ya funciona bien así?),…. lo que no significa que haya de dejar de sacar los colores a quién convenga y cuando se crea oportuno.
Llegados a este punto he de aclarar que tampoco pretendo que mi opinión siente cátedra, ni tampoco me gustaría que este comentario se interpretara como una especie de reproche por tener unos determinados gustos televisivos, que además he compartido durante años y que sigo haciendo, aunque ahora solo para dar contenido a mis páginas y por fidelidad a algunos actores en concreto,….ni soy tan ingenua para creer que estas líneas vayan a servir para algo. Pero tenía la necesidad de ponerlo en palabras.
Porque parece que ahora mismo solo valen los criterios económicos. Por supuesto algo que es importante, pues de no funcionar no tendría sentido seguir con ello, pero ¿acaso no lo es también el poder hablar de un producto de calidad? Y, en mi opinión, Puente Viejo ahora mismo dista mucho de serlo.

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