29 de septiembre de 2016

Raimundo

He decidido retomar los escritos de este blog dando voz, en la medida de mis posibilidades, a los personajes menos protagonistas de la serie. Creo que se lo debo porque yo misma los he ignorado en muchas ocasiones y no es justo, ya que todos y todas tendrían que tener las mismas opciones de visibilidad. El hecho de que en el reparto les hayan tocado papeles de menor relevancia, algo que no les permite lucirse en todas sus posibilidades, no quita mérito a la profesionalidad de los actores y actrices que les dan vida.
Y de todos ellos hoy destaco a Raimundo.
En la media luz de la casa de comida y sentado frente a Emilia, filosofan ambos sobre la vida y la muerte. Especialmente cuando esta última se antoja injusta y se ceba en una persona que tenía toda la vida por delante y muchas expectativas: Mariana. Pero no es esto lo que quería destacar, si no la profundidad de la conversación y la personalidad de uno de los personajes que intervienen, un hombre especial, con características diferenciales. Alguien instruido, con principios inalterables, con un profundo sentido de la justicia social,… una persona con una voluntad férrea que solo se tambalea cuando se anteponen los sentimientos hacia Francisca. Algo por otra parte que no tiene más aspecto que el destructivo, y que ensombrecen la imagen del hombre cuando sucede.
Entiendo que El Secreto es una telenovela con muchos personajes a los que hay que dar trama, y que ello podría ser un hándicap a la hora de profundizar en los mismos, por lo que a veces te encuentras con situaciones que incluso escapan a toda lógica. Pero supongo que es un peaje que hay que pagar.
Sin embargo ello no quita para que Raimundo pudiera tener algo más de visibilidad, fuera de lo que es su relación con la dueña (ahora menos) de La Casona. Es una persona con una reputación demostrada de cabal y que dice las cosas por su nombre, por lo que su influencia y mediación podría ser utilizada en conflictos que afectan a los vecinos o familia. Pero a pesar de que interviene puntualmente, nunca suele ir más allá de dar algunos consejos.
Aunque admito que en el fondo lo que considero más fuerte es que tengan a un actor de la talla de Ramon Ibarra relegado a un puesto menor, cuando podrían utilizar sus dotes profesionales para llevarlo más allá de lo que le tienen reservado casi siempre. Por cierto, aprovecho para destacar también su talla humana, que tod@s hemos podido reconocer a través de las redes sociales. Y que le hace merecedor de mi reconocimiento, porque aparte de compartir muchas de sus manifiestas afinidades, entiendo que, aunque persona pública, tiene todo el derecho a expresar sus opiniones particulares sin que nadie pueda reprochárselo.
Para terminar, un inciso (por si lo lee algún guionista, lo que ya es mucho pedir por mi parte y no creo que suceda). Ya lo he dicho otras veces, no pretendo dar lecciones de cómo deben hacer su trabajo, y entiendo que la celeridad que demanda una serie diaria no permite grandes aventuras, pero considero que precisamente para esto están los que los escriben. Para buscar cosas novedosas, que realcen a los personajes que tienen entre manos.
Y, ya puesta, pediría que además……..bueno, ¡¡son tantas cosas!!! Que no alargaran los guiones más allá de la resistencia de l@s espectadores, y sobretodo que en medio encontraran un momento para introducir algunas escenas de felicidad. Que el drama seguro que vende, pero como diría el refrán “lo poco gusta, lo mucho cansa,…y lo repetitivo aburre” 

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