29 de septiembre de 2016

La familia de Miel Amarga

Lo que sigue es algo que ya hace algunos días deseaba plasmar por escrito.
Por supuesto en el contenido intervienen mis simpatías personales hacia determinados personajes, por lo que ya de antemano he de puntualizar que no voy a ser muy objetiva. Sin embargo tampoco voy a reprimir lo que siento al respecto de la trama de La Quinta.
Y ello sin ni siquiera entrar de lleno en el tema de la trama eterna de las vacunas, que lleva meses coleando y sin moverse de sitio. Como si los responsables de los guiones desearan exprimirlo hasta la saciedad. O, en última instancia (y lamento ser tan directa), porque no encuentran ideas para desencallar el tema. Es cierto que en la vida real las cosas no suceden con la presteza deseable o deseada, más cuando se trata de cuestiones judiciales que pueden eternizarse incluso años, pero si hay temas en la serie en los que las licencias están permitidas (y algunas muy flagrantes) ¿por qué no es posible en este caso? De hecho y poniendo el ejemplo más recurrente, podríamos hablar de la celeridad de los juicios a los que han sido sometidos varios de las y los protagonistas, que encima se han saldado mayoritariamente con condenas extremas, aún sin existir pruebas.
Pero bueno, mejor que no siga por este camino, porque además ya me estoy marchando por los cerros de Úbeda y quería centrarme en otra cuestión.
Alguien escribía un día que ya es pasado el momento de los habitantes de Miel Amarga, y que hay que dejar el sitio a los nuevos protagonistas. No estoy de acuerdo, y ello a pesar de que si creo que esta vez han estado acertados con las nuevas tramas que, aún con sus puntos flacos, hay que admitir que han aportado algo diferente. Y más después de los últimos fiascos. Pero no veo que ello haya de suponer que los que han apuntalado la serie desde la marcha de Martín y María tengan que renunciar al protagonismo. Sin obviar al resto de personajes que merecen todo mi reconocimiento, en mi opinión ahora mismo existen tres parejas que podrían dar mucho juego pero a las que se dedica solo una meridiana atención, y siempre sin salirse de los temas consabidos y repetitivos. Si acaso Severo puede tener puntualmente algo más de acción, pero en su mínima expresión, y Lucas tres cuartos de lo mismo. Mientras que en el caso de las mujeres esto es aún más acentuado, limitándose solo a escenas menores.
¿Dónde está la pareja Lucas y Sol, que nos encandilaban con sus románticas escenas? ¿Qué pasa con Severo y Candela, los que antes nos deleitaban con preciosos momentos llenos de ternura, que ahora, cuando viven una dulce espera, han pasado a ser casi testimoniales? ¿Qué vamos a hacer con Carmelo y Mencía, que encima de tener un noviazgo exprés, sus escenas en solitario se pueden contar con los dedos de una mano?
Así que una acaba llegando a la pregunta del millón ¿acaso soy la única que tiene la sensación que invariablemente meten a todos los habitantes de Miel Amarga en una sola escena para ahorrarse escribir varios guiones? 

Raimundo

He decidido retomar los escritos de este blog dando voz, en la medida de mis posibilidades, a los personajes menos protagonistas de la serie. Creo que se lo debo porque yo misma los he ignorado en muchas ocasiones y no es justo, ya que todos y todas tendrían que tener las mismas opciones de visibilidad. El hecho de que en el reparto les hayan tocado papeles de menor relevancia, algo que no les permite lucirse en todas sus posibilidades, no quita mérito a la profesionalidad de los actores y actrices que les dan vida.
Y de todos ellos hoy destaco a Raimundo.
En la media luz de la casa de comida y sentado frente a Emilia, filosofan ambos sobre la vida y la muerte. Especialmente cuando esta última se antoja injusta y se ceba en una persona que tenía toda la vida por delante y muchas expectativas: Mariana. Pero no es esto lo que quería destacar, si no la profundidad de la conversación y la personalidad de uno de los personajes que intervienen, un hombre especial, con características diferenciales. Alguien instruido, con principios inalterables, con un profundo sentido de la justicia social,… una persona con una voluntad férrea que solo se tambalea cuando se anteponen los sentimientos hacia Francisca. Algo por otra parte que no tiene más aspecto que el destructivo, y que ensombrecen la imagen del hombre cuando sucede.
Entiendo que El Secreto es una telenovela con muchos personajes a los que hay que dar trama, y que ello podría ser un hándicap a la hora de profundizar en los mismos, por lo que a veces te encuentras con situaciones que incluso escapan a toda lógica. Pero supongo que es un peaje que hay que pagar.
Sin embargo ello no quita para que Raimundo pudiera tener algo más de visibilidad, fuera de lo que es su relación con la dueña (ahora menos) de La Casona. Es una persona con una reputación demostrada de cabal y que dice las cosas por su nombre, por lo que su influencia y mediación podría ser utilizada en conflictos que afectan a los vecinos o familia. Pero a pesar de que interviene puntualmente, nunca suele ir más allá de dar algunos consejos.
Aunque admito que en el fondo lo que considero más fuerte es que tengan a un actor de la talla de Ramon Ibarra relegado a un puesto menor, cuando podrían utilizar sus dotes profesionales para llevarlo más allá de lo que le tienen reservado casi siempre. Por cierto, aprovecho para destacar también su talla humana, que tod@s hemos podido reconocer a través de las redes sociales. Y que le hace merecedor de mi reconocimiento, porque aparte de compartir muchas de sus manifiestas afinidades, entiendo que, aunque persona pública, tiene todo el derecho a expresar sus opiniones particulares sin que nadie pueda reprochárselo.
Para terminar, un inciso (por si lo lee algún guionista, lo que ya es mucho pedir por mi parte y no creo que suceda). Ya lo he dicho otras veces, no pretendo dar lecciones de cómo deben hacer su trabajo, y entiendo que la celeridad que demanda una serie diaria no permite grandes aventuras, pero considero que precisamente para esto están los que los escriben. Para buscar cosas novedosas, que realcen a los personajes que tienen entre manos.
Y, ya puesta, pediría que además……..bueno, ¡¡son tantas cosas!!! Que no alargaran los guiones más allá de la resistencia de l@s espectadores, y sobretodo que en medio encontraran un momento para introducir algunas escenas de felicidad. Que el drama seguro que vende, pero como diría el refrán “lo poco gusta, lo mucho cansa,…y lo repetitivo aburre” 

26 de septiembre de 2016

Una lanza por Nicolás

Hace muchos meses que tengo aparcados los escritos en este blog, básicamente porque mi tiempo no da para más y he tenido que priorizar. Tampoco las tramas me motivan demasiado para escribir, más cuando la mayor parte derivan hacia situaciones extremas, y no creo que con la que nos está cayendo sea muy acertado contribuir con escritos que lleven este componente de negatividad. Pero el caso es que, en mi opinión, poco hay ahora mismo en la serie para motivos de alegría, ni siquiera en las tramas de relleno.
Sin embargo admito que echo en falta no poder opinar y explayarme en algunas cosas. Pero primero me debo a los seguidores de las páginas que co-administro, y después porque las grandes parrafadas no atraen la atención. Los mensajes han de ser cortos y concisos, sinó suelen ser ignorados.
Pero me apetece hablar de Nicolás, porque pocas voces se han alzado a su favor y en este caso me siento impelida a hacer de abogado del diablo intentando echar una mano al personaje, dentro de mis modestas capacidades. 
Es cierto que Nicolás no ha tenido mucho protagonismo por sí mismo, ya que su rol venía propiciado principalmente por el de Mariana. Sin ella será difícil encontrarle un sitio, más que el que se apunta: una situación extrema que le ha de permitir estar en el candelero unos días, y hacerle un espacio creíble para el futuro. O directamente puede que al final lo que se consiga es estropear al personaje, como desgraciadamente ha sucedido con otros a los que después ha sido difícil mirar como antaño. Entre ellos la misma Mariana (siento tener que decirlo, pero la mujer fuerte se fue convirtiendo en vulnerable, e incluso apocada en algunos temas, cosa que no se correspondía con el personaje de los primeros tiempos) Y, aunque desde la distancia y sin demasiadas alharacas, han continuado con ello al insinuarse que la chica no pudo superar un nuevo estatus de vida, lo que hizo que se alejara de su marido, dejando de confiar en él y acercándose a otras personas. ¿Qué Nicolás es culpable? Puede que en parte, al no darse cuenta de la situación y no poner de su parte para remediarla, pero no por ello se tendrían que sembrar dudas sobre su participación en la suerte que al final supuestamente ha corrido Mariana. Y conjeturar, ni que sea un momento, que él ha tenido algo que ver con la muerte de su esposa considero que ya es ir demasiado lejos (o lo sería si esto es lo que se proponen los guionistas). Por supuesto, y aunque después me tenga que dar con un canto en los dientes, ahora mismo no tengo ninguna duda de que es inocente de tal cosa, más teniendo en cuenta el amor que sentía por su esposa. ¿Qué es el causante de los roces que actualmente existen entre la familia de Mariana y él? Quizás si, por qué no hay que olvidar que llegó al pueblo con una idea preconcebida, pero tampoco hay que pasar por alto la desconfianza por parte de Rosario y del resto de la familia, que le consideran poco menos que culpable de la situación.
En realidad todo esto tendría una solución fácil: que Nicolás cogiera a su hija y se volviera a Murcia. Visto sin apasionamiento, nada le ata ya a Puente Viejo, mientras que en la ciudad tiene sus negocios y, por ende, el futuro de su hija. Si, alejaría a Juanita de su familia, pero es el padre de la niña y el único responsable de ella. Un padre con sus errores y aciertos, como todo ser humano.
Pero entiendo que hay una razón mucho más real que impide que esto suceda: el derecho de Alejandro Sigüenza a continuar trabajando en la serie. Por supuesto también existen los contratos que ligan, pero bien podría suceder que no fuera renovado como sucede en otras series. Como también existe para él el derecho inalienable de seguir si lo desea, mientras que su compañera se ha ido voluntariamente. No siempre sucede como en el caso de Jordi y Loreto, que lo pusieron más fácil al dejar los dos la serie al mismo tiempo.
Y tampoco están los tiempos para dejar un trabajo alegremente, más cuando el sector audiovisual tiene unos índices de paro tan elevados.
Una última consideración.
Quizás sea que no entiendo mucho el funcionamiento interno de una serie, y mucho menos de un producto diario que es posible que no dé lugar a que los responsables se puedan entretener en ahondar más en los personajes o en las situaciones. Lo que hace que se pierda la posibilidad de sacar todo el “jugo” a algunos de ellos (ahora mismo también pienso en Lucas y Sol). Pero considero que los guionistas pueden hacer bien su trabajo sin tener que recurrir a lo mismo de siempre. Demasiadas veces hemos visto los mismos argumentos (aunque convenientemente maquillados) y la situación de Nicolás tiene toda la pinta de seguir el camino de otros personajes. Aunque al menos hay una diferencia: en este caso no existe el egoísmo en el dolor y no ha dejado de lado a su hija. Al contrario, ahora mismo es su única razón de vivir.
Algo hemos avanzado.