La violencia no puede ser jamás justificada como herramienta para
conseguir unos fines. Y mucho menos cuando se trata de temas puramente
ideológicos.
Admito que, como a Raimundo, alguno de los postulados anarquistas no me
parecen tan mal en su planteamiento, pero nunca hasta el punto de aceptarlos
como excusa para tratar de dar salida a una determinada manera de pensar, y utilizando
además para ello métodos fuera de la ley o alejados de lo que se entiende por
racional. Esto sería entonces imposición y coloca al mismo nivel que una
dictadura. Nadie está en posesión de una verdad incuestionable, pero todo el
mundo puede tener la suya y considerarla cierta (otra cosa es que sea fruto de razonamientos propios
o por el contrario inducido a través del adoctrinamiento o el proselitismo)
Es verdad que a veces coartar la libertad y el bienestar de las
personas puede llevar a extremos imprevisibles, (nunca, ya lo he dicho, justificables)
pero cuando además se junta el odio y los deseos de venganza, el cóctel puede
ser sumamente explosivo.
Todo esto viene a cuento de la trama de Rafaela y sus ya previsibles intenciones. Pero antes de todo he de decir que es una
trama que me produce sentimientos encontrados: por un lado me aburre
soberanamente, (sin contar el juego que se traen con Ramiro y Matías) y por el
otro me produce rechazo por lo que supone tanto en la ficción como podría ser
en la vida real. Pero es que además concurre otro tema y es que se haya
escogido como blanco precisamente a uno de los personajes que más me quiero: Severo.
Aunque es claro el porqué de la elección, aparte de los motivos de
guion.
La Quinta Miel Amarga es la hacienda más vulnerable, porque también es
la del propietario que menos ha de temer cualquier represalia. Es generoso y
trata con justicia a sus empleados, con sueldos dignos y sin oprimirlos. Además
es amable, simpático y cercano, a diferencia de los otros dos hacendados
conocidos, Francisca y Hernando. En realidad creo que es un personaje muy
humano, que se siente parte del pueblo llano y no tiene vanidades elitistas a
pesar de su posición. Cierto que ahora es un rico terrateniente, pero lo que posee
lo ha ganado a pulso y con esfuerzo, partiendo de cero, y por ello conoce
realmente el valor de lo que tiene.
Así que todo esto desmonta cualquier posible tesis para ponerlo en el
punto de mira para una acción de fuerza. Para decirlo clara y llanamente, para
convertirlo en el objetivo de un acto terrorista.
Y aunque sea avanzarme a los acontecimientos (lo que tiene el leer los
avances) hay otro tema al que quería hacer mención, porque también me produce
rechazo. Ya que tan censurable como la acción de los terroristas, es la actitud de
quien conoce las intenciones de éstos y no hace nada para poner sobre aviso a
la posible víctima. Y me refiero a Hernando.
Lo siento, pero esto ya le está llevando al nivel más bajo de mis
simpatías, aparte de situarlo a la misma altura moral que Francisca, ya que además es una
mancha que no se va a borrar en el futuro. Nadie con un mínimo de
conciencia permitiría una tropelía del calibre que se prevee, pudiendo hacer algo para evitarlo (aunque aún desconozco todo el entramado y las consecuencias, por lo que aún me estoy moviendo en el terreno de las conjeturas).
Pero de lo que si estoy segura es de que Severo jamás actuaría de esta
manera, ni siquiera si el objetivo fuera la doña.