5 de noviembre de 2014

Una doncella no tan simple

Es sólo mi opinión, pero considero que de todos los personajes bien construidos de la serie, el de Fe podría considerarse digno de ocupar uno de los primeros lugares. Aunque tampoco voy a negar la evidencia que este personaje ha conseguido, casi desde el primer minuto, suscitar todas mis simpatías. (Claro que también es patente que no sería lo mismo si no se une a ello el talento que despliega Marta para darle vida).
Porque a pesar de tratarse de una simple doncella (que a la vista está que no es tan simple), y un personaje secundario (que afortunadamente cada vez lo es menos) considero que su pesquis está muy por encima de la media de la serie. No se le escapa casi nada y tiene las cosas más claras que la mayoría. También es de las más transparentes, con un carácter que incluye además de una enorme vitalidad y una gran curiosidad, un buen caudal de generosidad, la entrega de amistad sin contraprestaciones, y algunos ocasionales tintes de casi inocencia (que no quiere decir que sea fácil dársela con queso). Sin olvidar dos de sus principales características como son el sentido práctico, o lo que es lo mismo, su capacidad de encajar todo sin dejar que la afecte demasiado, quizás fruto de que sabe valorar la justa medida de las cosas, o su graciosa impulsividad que le hace decir las cosas sin casi pensarlas y que provoca que a veces incluso parezca irreverente.
Y gracias a ello puede sobrevivir sin morir en el intento, en el peor sitio al que podía haber ido a parar y bajo las órdenes de la peor persona que una se puede echar a la cara.
Pero además de todo lo anterior, a lo que quería llegar es a otra cosa.
Al hilo de mi anterior comentario sobre Amalia, me he dado cuenta de que quizás Fe ve más allá de lo que yo misma veo. Porque parece que no acaba de fiarse de las buenas intenciones de la chica para con Inés. Y tiene sus motivos, aunque no creo que sean precisamente celos, pero no es de recibo que con la excusa de que son de edades parecidas, Amalia intente congraciarse con Inés colmándola de presentes y de atenciones, mientras Fe se lo ha de mirar y quedarse a dos velas. Aparte de una enorme falta de tacto (o de desconsideración) por parte de la primera.
La capacidad de Fe para desnudar el alma de las personas es encomiable. Quizás el hecho de mirarlo desde fuera le da más posibilidades, pero queda claro que su mente lúcida le permite conocer muy bien como las gastan los señores, y que el fingimiento es algo que llevan impreso en su manera de moverse en la sociedad, adaptándose según las circunstancias y los interlocutores.
Todo ello me hace reafirmarme en lo del principio. Creo que todo ello hace que se den méritos más que suficientes para que Fe tenga una trama propia. Por supuesto no quiero insinuar que deje de ser la amiga que ayuda a Inés y a la que ésta va a necesitar con más ahínco en el futuro, pero creo que esto ya empieza a ser un lastre. 
Porqué además, ¿quién se preocupa de ella?    

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